Lírica en la cueva: José Bros y Berna Perles

Lírica en la cueva: José Bros y Berna Perles

Nerja, domingo 25 de junio de 2017. Cueva de Nerja. José Bros, tenor. Berna Perles, soprano. Rubén Fernández Aguirre, piano. Arias y dúos de ópera y zarzuela. Charles Gounod (Roméo et Juliette), Jules Massenet (Werther), Gaetano Donizetti (Anna Bolena, L’elisir d’amore), Francesco Cilea (L’Arlesiana), Francisco Moreno Torroba (Luisa Fernanda, La petenera), Pablo Luna (El niño judío), Reveriano Soutullo (El último Romántico), Amadeo Vives (Doña Francisquita). Bis: Ruperto Chapí (Las hijas del Zebedeo), Pablo Sorozábal (La tabernera del puerto), Manuel Fernández Caballero (El dúo de La Africana). 58º Festival de Música y Danza Cueva de Nerja. Aforo: 400. Ocupación: 100%.
 
lírica en la cueva José Bros
Siguiendo la estela del Festival de Música y Danza de Granada, el decano de los festivales españoles, en la localidad malagueña de Nerja se planteó hace casi seis décadas una versión reducida, integrada por cuatro o cinco espectáculos generalmente, dedicados a la música sinfónica, la lírica, el flamenco y la danza, que inició su andadura con la apertura de la Cueva al público. Grandes nombres y compañías han pasado por el marco incomparable que supone tenerla como escenario.
 
Este año el lírico ha sido el único espectáculo que se ha desarrollado en el interior de la cavidad. Los motivos de conservación se imponen. Para la ocasión se programó un recital de gran calidad. En el pasado han sonado grandes voces nacionales –las internacionales, como Kiri Te Kanawa, han sido una excepción– como Alfredo Kraus, Montserrat Caballé, José Carreras, Teresa Berganza, Juan Pons, Carlos Álvarez, Ainhoa Arteta, Ofelia Sala, Mariola Cantarero o Ismael Jordi. En esta edición se conjugaban la esplendida madurez artística de José Bros, que regresaba a Nerja, con la espléndida promesa que es Berna Perles. Les acompañaba al piano Rubén Fernández Aguirre.
 
No escuchaba a José Bros desde su apoteósico Pirata de Bellini en Ancona hace una década. Y juraría que, emulando a Fausto, ha hecho un pacto con el diablo para no envejecer. No es que tenga una magnífica técnica, que la tiene, y le permite afrontar una carrera dilatada con una voz sana después de abordar una cantidad importante de papeles. Es que pareciera que no pasan los años. Y aunque la voz ha ensanchado algo, hasta el punto de permitirle afrontar algunos personajes más líricos, el color sigue intacto, como la resonancia y la potencia de los agudos.
 
En varias ocasiones recordé al gran Alfredo Kraus, a quien escuché en el mismo escenario en 1996. Técnica belcantista. Dicción perfecta en italiano y francés. Estilismo supremo. Gusto y elegancia. Para más casualidad, incluso parte del repertorio compartido en este escenario: “Pour-quoi me réveiller” como presentación, con la voz perfectamente calentada; “È la solita storia”, fácil, sentida. “No puede ser”, apasionada. La clase y el rodaje eran evidentes en cada intervención.
 
Inevitablemente la sorpresa la dio Berna Perles. Sorpresa porque de Bros sabía qué esperar. Pero a la joven soprano malagueña la escuchaba por primera vez. La entrada con el “Vals de Julieta”, pieza clásica de presentación, reveló una voz más lírica que ligera, aunque con un registro agudo sobrado y cómodo. Dotada de agilidad, no es una virtuosa nata, como evidenció un tiempo más lento de lo habitual. Buen trino y buen francés. Y pensé que me hubiera resultado interesante escucharla también en la más difícil y menos virtuosa “aria del veneno” (“Amour, ranime mon courage”).
 
Mejor aún con la escena de la locura de Anna Bolena. Lástima que faltara la cabaletta final para rematar la composición. La tesitura más central permitió lucir la amplitud del centro y la solvencia del grave, revelando la homogeneidad del instrumento en toda su extensión, con independencia del registro. Una pronunciación especialmente cuidadosa del italiano, que enfatizaba el sentido del texto y lo aumentaba con recursos expresivos como piani de gran gusto, le permitió rematar un recitativo realmente bueno. En el aria lució un legato de altos vuelos, sosteniendo las largas arcadas de sonido en piano sin cansancio ni cortedad de fiato. Todo ello imbuido de una gran escuela belcantista. Habrá que seguir de cerca su evolución, tal y como se presentó tiene un espléndido futuro por delante.
 
En la segunda parte, dedicada a la zarzuela, destacó especialmente con El niño judío (“De España vengo”), donde exhibió de nuevo facilidad de emisión, la liquidez de los pianissimi, la magnífica dicción (en este caso en español) y el dominio del estilo. Con Bros el entendimiento fue total, en los dúos de Micaëla y Don José, Adina y Nemorino, Carolina y Javier, Fernando y Francisquita. Ambos remataron con un Dúo de La Africana simpatiquísimo.
 
No he hablado aún del tercer protagonista de la noche. Siempre es arriesgado presentar un recital de arias de ópera y zarzuela con piano. Lógicamente es imposible reproducir todos los efectos de la orquesta. Pero en esta ocasión reforzó el sentido de intimidad que transmitían un escenario reducido al mínimo y un aforo limitado. Rubén Fernández Aguirre, como buen conocedor de repertorio, distinguió perfectamente el ánimo que presidía cada pieza. Supo sostener a los cantantes en cada intervención con seguridad, un lujo sin afán de protagonismo. No en vano se ha consagrado como el pianista preferido de los cantantes líricos.
 
En definitiva, un broche a la altura de lo que se ha escuchado hasta ahora.
 
RAÚL GONZÁLEZ ARÉVALO – mundoclasico.com
 
 
 
 
 
Estrellas en la Cueva de Nerja

Estrellas en la Cueva de Nerja

Crítica. Recital de José Bros, Berna Perles y Rubén Fernández Aguirre

Alejandro Fernández 28.06.2017 | 00:24 – La Opinión de Málaga

Tres grandes citas aparecían anotadas en la agenda como ineludibles el pasado fin de semana: la nueva entrega de la integral de los cuartetos de Shostakovich, la clausura de la Temporada Lírica en el Teatro Cervantes y, el pasado domingo y dentro del marco del Festival de Música y Danza de la Cueva de Nerja, la gala lírica protagonizada por el tenor barcelonés José Bros, la gran revelación de la escena nacional Berna Perles y el piano atento y convincente de Rubén Fernández Aguirre.

Los algo más de quince minutos de retraso sobre la hora programada, ajenos a los protagonistas de la velada, servirían para tomar conciencia de ese auditorio que la naturaleza ha ido formando durante milenios y que de alguna forma nos introducía al excepcional repertorio de páginas que tras una breve pausa alternó la lírica en la primera parte para continuar, tras el descanso, con una segunda parte dedicada al género nacional. Abriría el recital la soprano malagueña Berna Perles encarnando a una vibrante Juliette del primer acto de Roméo et Juliette de Gounod. Un vals, sí, un vals cantado ¡y cómo lo elevó hasta lo más alto! Derrochando instrumento vocal, agudos naturales y dejando entrever ese registro medio tan rotundo que posee Perles. Le dejó alto el listón al maestro de la escena que es José Bros. Bros es sinónimo de solidez vocal y no le importa la plaza donde lidiar que una vez en el escenario se transforma, como así hizo sentir en su primera aria, Pourquoi me réveiller del Werther de Massenet.

Perlas del repertorio belcantista para estas dos voces de corte dramático, afiladas y precisas, sorprendentemente bien ligadas brindando momentos de auténtica belleza formal y expresiva. Los dos dúos que compartieron Bros y Perles en la primera parte -Bizet y Donizetti- constituyeron, por sí mismos, la justificación para estar en Nerja no sólo como aficionado sino también como testigo. Dos generaciones se unían en un mismo escenario con otro gran protagonista de la velada como fue el piano de Rubén Fernández, siempre discreto, siempre atento y, por supuesto, con la habilidad de transformar su piano en un elemento más del cantante al que acompaña. Tras el descanso le llegó el turno a páginas de Moreno Torroba, Luna, Soutullo y el irresistible dúo ¡Le van a oír! de Doña Francisquita de Amadeo Vives con el que se cerraba oficialmente el desbordante recital ofrecido por estas dos grandes voces, que no dudarían en regalar tres propinas fuera ya de programa, rematadas con la jota No cantes más la Africana de Fernández Caballero. Nerja se convirtió en un imaginario Liceu para ser testigo de excepción del vuelo de una gran cantante de la mano de un maestro, por no hablar de una pareja artística a disputar por los grandes escenarios.

 

 

 
El Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov en el FIMDG

El Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov en el FIMDG

La 66ª edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada será el escenario de la presentación de una nueva colaboración artística del más alto nivel, un nuevo Quinteto que reúne al Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov. En la puesta de largo de esta nueva formación serán los Quintetos de Granados y Shostakovich las obras en programa, precedidas por el Cuarteto nº 1 de Henrik Gorecki. El concierto tendrá lugar el próximo 29 de Junio en el Patio de los Mármoles del Hospital Real de Granada.

Más adelante, en febrero, se les podrá ver de nuevo en acción interpretando dos quintetos del patrimonio histórico español, los Quintetos para piano y cuerdas en Sol de Tomás Bretón y en Mi de Conrado del Campo, que se interpretarán por primera vez en tiempos modernos a partir de recuperaciones musicológicas auspiciadas por la propia Fundación Juan March. En ese mismo escenario tuvo lugar la primera interpretación mundial del Cuarteto nº 8 de Conrado del Campo a cargo del Cuarteto Bretón.

Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov

La reunión del Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov es mucho más que una colaboración puntual de unos músicos que se juntan para hacer un concierto. Confluyen en este nuevo quinteto intereses comunes por repertorios menos transitados y el ansia por prestar atención a la gran tradición española de la música de cámara, tan habitualmente desatendida. EL Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov prevén llevar al disco estos dos nuevos quintetos de piano que se incorporan al repertorio de la música de cámara española. Naturalmente, el Cuarteto Bretón y Ludmil Angelov mantendrán sus trayectorias individuales y seguirán colaborando con otros artistas y formaciones, pero la música española de cámara tiene un nuevo grupo para su defensa, promoción y difusión. 

 

 

Importante Premio para Pacho Flores y Jesús González

Importante Premio para Pacho Flores y Jesús González

Pacho Flores y Jesús ‘Pingüino’ González han sido galardonados con la Medalla de Oro de los Global Music Awards en la categoría de Dúo Instrumental Clásico por su proyecto ENTROPÍA, plasmado en disco en el sello Deutsche Grammophon. El anuncio se produjo durante el concierto que Paquito D’Rivera y su Quinteto ofrecieron en el Palau de la Música de Valencia, con la Orquesta de Valencia y dirección de Vicent Alberola, y en el que invitó a Pacho Flores al escenario para interpretar juntos La Fleur de Cayenne, un tema que Paquito D’Rivera compuso y dedicó a Pacho a Flores.

Entropía es un viaje por algunos de los clásicos inmortales de la música popular latinoamericana como El día que me quieras y Por una cabeza, popularizadas por Carlos Gardel; La Comparsa, de Ernesto Lecuona; Bordel 1900 y Café 1930, de Piazzolla; o un popurrí de diversos temas de bossanova, com Aguas de Março de Tom Jobim, además de un tema original de cada uno; Café Madridde Jesús; y la sambinha Labios Vermelhos, de Pacho; interpretados con cornetas y fiscorno (Pacho Flores), y guitarra y cuatro venezolano (Jesús ‘Pingüino’ González). El disco, tercero de Pacho y segundo como artista exclusivo de Deutsche Grammophon, salió a la venta el pasado mes de abril y se presentó en una abarrotada Quinta de Mahler, presentado por María del Ser Guillén.

Pacho Flores y Pingüino estarán girando ENTROPÍA por diversos países, incluida España, a lo largo de la temporada 17/18, y en las siguientes temporadas 18/19 y 19/20 Pacho Flores estrenará en  EEUU, Europa y Japón tres nuevos conciertos de trompeta dedicados a él por destacados compositores que en breve anunciaremos en esta misma plataforma. Mientras tanto, prepara su tercer disco para Deutsche Grammophon junto a la Arctic Philharmonic y dirección de Christian Lindberg.

 

 

 

Berna Perles, recitales en Nerja y Granada

Berna Perles, recitales en Nerja y Granada

La soprano Berna Perles y el tenor José Bros, junto al pianista Rubén Fernández Aguirre, ofrecerán un recital en el Festival de la Cueva de Nerja el próximo domingo 25 de Junio. El programa se articula en torno a algunos de los mas bellos dúos de soprano y tenor de ópera francesa e italiana, y de zarzuela, con espacio para las intervenciones individuales por medio algunas de las más conocidas arias y romanzas.

Poco después, el 14 de Junio, Berna Perles participará, junto al resto de ganadores del Concurso de Ópera Mozart de Granda, en el concierto de clausura de la 66ª edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, acompañada por la Orquesta Ciudad de Granada con Pablo González a la batuta, y un programa que recoge algunas de las arias y dúos más representativos de la producción operística del genio de Salzburgo.

Berna Perles

Nace en Málaga, donde obtiene el Título Superior de Canto en el Conservatorio Superior de Música de Málaga con Matrícula de Honor y Premio Extraordinario Fin de Carrera. Cursa un postgrado en el Conservatorio Santa Cecilia de Roma y completa su formación en el Opera Studio de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia. Amplía sus estudios en Viena con la mezzosoprano Glenys Linos. Ha recibido clases magistrales de Renata Scotto, Mirella Freni, Mariella Devia, Teresa Berganza, Monserrat Caballé, Isabel Rey y Carlos Álvarez.

Ha sido premiada en numerosos certámenes y concursos de canto:
 Primer Premio de Juventudes Musicales de España; Primer Premio de la Muestra de Jóvenes Intérpretes de Málaga
 (2009); Finalista del Concurso Internacional de Canto Manuel Ausensi
 (2010); Finalista del Concurso Internacional de Canto Villa de Colmenar Viejo; Finalista del Concorso Lirico Internazionale Umberto Giordano (2012); Tercer Premio del Concurso Internacional de Canto de Logroño (2013); Finalista del Concurso Internacional de Canto Francesc Viñas (2014); Primer Premio y Premio del Público en el XIII Concurso de Nuevas Voces de Sevilla, Semifinalista de Concurso de Canto de Portofino (2016), Ganadora del I Concurso de Ópera Mozart de Granada, Premio Ferrar Salat en el Concurso Internacional de Canto Francesc Viñas (2017) y Primer Premio del Concurso de Canto de Logroño.

Su trayectoria profesional le ha llevado a actuar, tanto en ópera como zarzuela y recitales líricos, en el Teatro dell’Opera y Auditorio Santa Cecilia de Roma, Konzerthaus de Viena, Teatro Comunale de Bologna, Opéra Royal de Versailles, Le pin galant de Mérignac, Palais des Festivals et Congrès de Cannes, Théâtre de Sète, Teatro Avenida de Buenos Aires, Teatros del Canal, Palau de la Música Catalana, Auditorio Nacional, Cervantes de Málaga, Principal de Zaragoza, Bretón de Logroño, Principal de Alicante, Gran Teatro de Córdoba o Manuel de Falla de Granada y ha cantado bajo la batuta de Dominique Rouis, Martin Mázik, Lorenzo Mariani, Edmon Colomer, John Axelrod o Manuel Hernández Silva y bajo la dirección escénica de Lindsay Kemp, Emilio Sagi, William Orlandi o Riccardo Canessa. Ha participado en la grabación de un CD de dúos, junto al barítono Carlos Álvarez, bajo el sello DN Records.

 

 

Excelentes críticas de Hernández-Silva y OFM con la 3ª de Mahler

Excelentes críticas de Hernández-Silva y OFM con la 3ª de Mahler

Admirable construcción sinfónica

Por José Antonio Cantón, SCHERZO

Refiriéndose a esta imponente sinfonía, el propio Mahler llegó a decir a su amiga la violista Natalie Bauer-Lechner que en ella «pretendía construir un mundo (sonoro) con todos los medios técnicos a su alcance». «Lo que quiero expresar es cambiante, siempre nuevo, y ese propio contenido determina su forma», añadía. Este pensamiento ha sido el motor y guía que ha determinado el gran trabajo de montaje que ha realizado el maestro caraqueño Hernández Silva. Desde el grandioso y programático himno a cargo de las trompas que abre el primer movimiento, la exposición de cada una de sus partes fue encaminada en acentuada progresión expresiva al momento cumbre de su mensaje, cual es el Lento, tranquilo y hondamente sentido tiempo final.

Tal planteamiento fue una de las claves de la bondad estética de este concierto. Cada una de las secciones instrumentales de la orquesta, de modo singular la percusión, se entregaron absolutamente a los dictados de su titular, constituyendo el otro elemento causal de la admirable construcción musical alcanzada con esta obra, en la que Hernández-Silva demostró su sólida formación, mezcla de la mejor tradición vienesa con el espíritu y sentir latinos naturales de su origen hispanoamericano. La tensión del gesto fue el modo con el que expresó un primer tiempo, bien decidido en su cuidada medida, que sirvió como desencadenante efecto espectral de su compleja sonoridad.

Con un calmo y contenido discurso determinó la esencia combinatoria de los dos temas que contiene el segundo, dejando una plácida sensación. Del tercero hay que realzar la excelente intervención del solista Ángel San Bartolomé en su solo de fliscorno, que sustituía la post-horn (trompa postal) original, convertido en catalizador emocional de este movimiento, desde una unívoca colaboración con el podium. En el cuarto fue María José Montiel quien brilló con el lirismo canoro que proyectó sobre los zoroástricos versos de Friedrich Nietzsche, que expresan un eterno e infinito anhelo de gozo. Una gran conjunción coral se pudo apreciar en el quinto movimiento, debiéndose así de resaltar el excelente trabajo realizado por Salvador Vázquez y Narciso Pérez del Campo con sus respectivos coros. Hernández Silva alcanzó un verdadero estado de gracia en el último tiempo, sabiendo condensar todas las emociones de trascendente y profana religiosidad que quería transmitir Mahler en su música.

 

 

Un Mahler valiente

Por José Amador Morales, MUNDOCLASICO 

El último concierto de la presente temporada de la Orquesta Filarmónica de Málaga ha traído a los atriles nada más y nada menos que la Sinfonía nº3 de Gustav Mahler. Una suculenta prueba de fuego para músicos y, especialmente, para su actual director musical que recientemente ha renovado su titularidad ante la misma por otros dos años. No en vano, Manuel Hernández Silva está desarrollando una labor que, como sucediera en sus recordados años al frente de la Orquesta de Córdoba, puede matizarse en un sentido o en otro pero ante la que no cabe duda de que responde a un trabajo cualitativa y cuantitativamente bien hecho. 

Resulta significativo el contraste de la prestación del conjunto malagueño entre el concierto de presentación del mismo Hernández Silva hace más de tres años (que por cierto incluía los Kindertotenlieder)  con el que comentamos, revelando una notable evolución en cuanto a mero sonido. Aquí convenció por ese sutil juego de texturas, tan mahleriano por otra parte, que ya fuese densamente sinfónico o camerístico, demostró el acreditado conocimiento de este repertorio por parte del director hispanovenezolano. Y particularmente por esa capacidad para ir graduando una in
tensidad que, en cualquier caso, siempre estuvo a flor de piel y que desde luego desembocó en un movimiento final tan hermoso como rotundamente expresivo. En este sentido no hubo freno de mano, si se nos permite la expresión, en esta apuesta decididamente valiente y para nada conservadora que indudablemente tenía su riesgo. No encontramos esos atisbos de calculada contención o sobreprotección que son usuales cuando los intérpretes son conscientes que la obra les excede y en consecuencia asistimos a un Mahler con mayúsculas, en absoluto mediocre.
 
Por su parte, María José Montiel supo resaltar las principales virtudes de su voz (homogeneidad, proyección y color) al tiempo que disimular sus defectos (dificultades con el estilo, falta de idiomatismo, afectación…). El Coro de Ópera de Málaga y la Escolanía Santa María de la Victoria actuaron con pulcritud y entrega, al igual que unos músicos de la Filarmónica de Málaga que, pese a la – hasta cierto punto comprensible – irregularidad en el nivel de las prestaciones solistas, sin duda estuvieron a la altura de la obra.
 
 

Manuel Hernández-Silva dirige la ‘Sinfonía nº 3’ de Mahler con la Filarmónica de Málaga

14 de junio de 2017. Por Alejandro Fernández, CODALARIO

Como sabrán la Filarmónica de Málaga, más de un cuarto de siglo después, sigue sin el escenario ideal para poder realizar conciertos. Cuando hace un par de semanas escuchábamos la Quinta sinfonía de Bruckner de la mano de uno de sus grandes especialistas como es la batuta del madrileño Carlos Domínguez percibimos la misma mixtura de sentimientos entre pudor y asqueamiento, entre náuseas y falta de miras. Esta orquesta no merece ese trato por parte de las administraciones que las sostienen, pero una de las consecuencias de tanto formato bidimensional colgado es la realidad que vive y va a seguir viviendo la OFM en el horizonte más cercano. Especular con el arte sólo genera propaganda para beneficio de muy pocos.

Ha transcurrido más de una centuria del estreno de la Sinfonía nº 3 en re menor, de Gustav Mahler y da la impresión que continúa despertando la misma vehemencia e indiferencia en el auditorio. Manuel Hernández-Silva, titular de OFM también apostó, como en su día hizo Edmon Colomer, por el gran sinfonista de la escuela vienesa en el colofón de la temporada. Colomer la Segunda y Hernández-Silva la particular visión de la Creación que atesora la Tercera sinfonía. Mahler es uno de fuertes del director venezolano, e incluso podemos ir más allá al afirmar que está batuta es la gran embajadora de la escuela vienesa en nuestro país. A lo ya escrito nos remitimos, cada vez que el maestro aborda este pilar del repertorio queda ridículo el reconocimiento que supone el aplauso unánime del público. En el consciente colectivo aún continúan fijados dos referentes hasta llegar a esta tercera mahleriana; por un lado  el trabajo expuesto por  Bernard Haitink en los PROMS londinenses pasados junto a la London Symphony Orchestra (cómo no recordar también aquella impecable retransmisión guiada por Pérez de Arteaga desde Radio Clásica); y en un ámbito local, la inolvidable versión de la Sinfonía “Resurrección” y la OFM con el entonces titular Edmon Colomer.

La Creación de Mahler

Entre La Creación de Haydn y la Sinfonía en re menor mahleriana no sólo transcurre la centuria que las separa, también concurre la evolución de una escuela y la singularidad de dos decisivos discursos musicales. El bohemio supone también el nexo imprescindible entre un período y otro. Mahler en su particular visión de la Creación -plagada de angustias y preguntas sin respuestas- dibuja un escenario ascendente, no falto de sentido ascético. Hernández-Silva se valió de dinámicas contrastadas, pulso enérgico y acentuado sin menoscabo de remansos suspendidos como el Cómodo, scherzando del tercer tiempo. Cada movimiento formarían esferas dentro de un universo más amplio, la extensión del primer tiempo frente a la divina recreación del Lento final lo atestiguan. Ciento cuarenta y tres minutos de música en estado puro.

El reencuentro con el Coro de Ópera, y concretamente con las cuerdas femeninas del mismo no nos ha decepcionado. Trabajo medido y plegado a las sutilezas de la partitura gracias al esfuerzo de Salvador Vázquez, director de la formación coral que ha sabido aflorar una mayor calidad e intención vocal. Salvador Vázquez, a quien entrevistamos en exclusiva para Codalario el otoño pasado, debuta este próximo dieciséis en el podio de la Orquesta de Radio Televisión Española en el marco de los galardonados en el Concurso Permanente que organiza Juventudes Musicales de España. La Escolanía de Santa María de la Victoria que dirige Narciso Pérez del Campo cerraba el capítulo coral demostrando, una vez más, la intención del maestro y la ilusión que siempre transmite a sus jovencísimos cantores.

Otro de los pilares fijados por Hernández-Silva ha sido la apuesta por la mezzo española María José Montiel. Escuchar a la artista es siempre garantía de buen hacer independientemente de la plaza o el auditorio. Tal ha sido el grado de implicación de esta voz que incluso la emoción se asomaba en sus ojos en la segunda interpretación ante el auditorio del viernes. Entre la lectura del jueves y el viernes apenas diferencias quizás, tal vez, mayor serenidad en la última cita pero en cualquier caso un ejemplo de maestría en la forma y en la técnica.

Y finalmente, el conjunto, una orquesta especialmente recrecida con otros profesionales y futuros instrumentistas estratégicamente dispuestos por la batuta de Hernández-Silva. Pero si algo de inmenso tiene además la Tercera de Mahler son los vasos comunicantes que se establecen entre secciones como la introducción inicial de las ocho trompas o las distintas intervenciones solistas especialmente reseñables la concertino Andrea Sestakova; el papel concertante del fliscorno de Ángel San Bartolomé o en la percusión los dos timbaleros de la OFM Leopoldo Saz y Serguei Trishankov.

Concluye la temporada con el horizonte de una Sexta Sinfonía de Mahler en el cartellone de la Orquesta Filarmónica de Málaga para la próxima y la miseria de una programación que nuevamente vuelve a tener el mismo escenario que no por impropio, indigno, pero que ha agotado ya su ciclo.