El maestro austríaco Georg Mark dirigirá Ein Deutsches Requiem (Un requiem alemán) de Johannes Brahms, a la Orquesta Sinfónica de Euskadi, OSE, y el Orfeón Pamplonés, con la soprano Olga Pasichnyk y el barítono Johann Kristinsson como solistas. Los conciertos tendrán lugar, como es habitual en la OSE, en Bilbao (23 de marzo), Donostia (25 y 28), Pamplona (29) y Vitoria (1 de abril).
Georg Mark ha trabajado con importantes orquestas de todo el mundo tales como la Filarmónica de San Petersburgo, Orquesta del Capitol de Toulouse, Filarmónica Real de Flandes, Orquesta Filarmónica de Bergen, Sinfónica de Trondheim, Orquesta de la Radio de Oslo, Filarmónica Eslovaca, Sinfónica de la Radio de Praga, Orquesta Estatal de Rheinland-Pfalz, Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania, Orquesta Sinfónica de Graz, Orquesta de Cámara de Viena, Orquesta Yomiuri Nippon, Orquesta Filarmónica de Nagano o la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela. En España ha dirigido a la Sinfónica de Navarra, Sinfónica de la Región de Murcia o Filarmónica de Málaga, siendo este su debut con la OSE, conciertos que tendrían que haber tenido lugar en 2020 pero fueron pospuestos por la pandemia.
De 1991 a 2006, Georg Mark fue también el primer director invitado de la Orquesta Sinfónica Chaikovski de Moscú y artistas como Julian Rachlin, Elisabeth Leonskaja, Angelika Kirchschlager, Nikolaj Znajder, Natalia Gutman, Till Fellner, Boris Berezovsky, Franco Gulli y Nikolai Lugansky han actuado bajo su dirección. Junto a la música rusa -con énfasis en Chaikovsky y Shostakovich- las obras de Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms, Bruckner, Mahler y Berg son centrales en su repertorio. Georg Mark nació en Salzburgo y estudió dirección de orquesta y violín en el Conservatorio de Viena, en cuya universidad también realizó estudios de musicología, filosofía y psicología. La docencia siempre tuvo un papel de primer orden en la carrera de Georg Mark, que ocupó la cátedra de composición en el Conservatorio Superior de Viena durante muchos años.
Georg Mark dirige a la Orquesta Sinfónica de Navarra en el Auditorio Baluarte de Pamplona los próximos 25 y 26 de marzo y el concierto se repetirá en Tudela el sábado 27. El programa estará compuesto por la Obertura de La Clemenza di Tito, de W. A. Mozart; la Sinfonía n. 101, El reloj, de J. F. Haydn; y la Sinfonía n. 1, Primavera, de R. Schumann. Además de la Orquesta Sinfónica de Navarra, Georg Mark ha dirigido ya en España a la Sinfónica de la Región de Murcia o Filarmónica de Málaga, y su presentación con la Sinfónica de Euskadi la temporada pasada se vio cancelada por la COVID pero se está trabajando en la recuperación de ese compromiso.
Nacido en Salzburgo, Georg Mark estudió dirección de orquesta y violín en el Conservatorio de Viena y realizó estudios de musicología, filosofía y psicología en la Universidad de Viena. Ha trabajado con importantes orquestas de todo el mundo tales como la Filarmónica de San Petersburgo, Orquesta del Capitol de Toulouse, Filarmónica Real de Flandes, Orquesta Filarmónica de Bergen, Sinfónica de Trondheim, Orquesta de la Radio de Oslo, Filarmónica Eslovaca, Sinfónica de la Radio de Praga, Orquesta Estatal de Rheinland-Pfalz, Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania, Orquesta Sinfónica de Graz, Orquesta de Cámara de Viena, Orquesta Yomiuri Nippon, Orquesta Filarmónica de Nagano o la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela. De 1991 a 2006, Georg Mark fue también principal director invitado de la Orquesta Sinfónica Chaikovski de Moscú.
Solistas como Julian Rachlin, Elisabeth Leonskaja, Angelika Kirchschlager, Nikolaj Znajder, Natalia Gutman, Till Fellner, Boris Berezovsky, Franco Gulli y Nikolai Lugansky han actuado bajo la dirección de Georg Mark. Junto a la música rusa -con énfasis en Chaikovsky y Shostakovich- obras de Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms, Bruckner, Mahler y Berg son centrales en su repertorio. Esta afinidad por la música compuesta en Viena también explica el interés particular de Georg Mark en las composiciones de Johann Strauss. Una preocupación especial de Georg Mark, que también practica la docencia como responsable de la clase de dirección del Conservatorio de la Universidad de Viena, es la combinación de los nuevos desarrollos en la práctica interpretativa moderna con la tradición vienesa.
Así, como quien no quiere la cosa, han pasado diez años de la puesta en marcha de este proyecto personal que es la agencia de representación artística, ACM Concerts. Como todos, como en todo, ha habido momentos mejores y peores, pero, echando la vista atrás, no sé si por la selectividad de nuestra memoria o porque las alegrías suelen superar a la penas, los momentos que me vienen a la mente son los buenos, que los ha habido, muchos de ellos excelentes.
Pero hubo también momentos difíciles: dando nuestros primeros pasos se nos vino encima una de las crisis más brutales que se recuerdan, una crisis global que, lejos de haberse superado, nos está conduciendo a un nuevo paradigma. Se redujeron las programaciones, se revisaron los cachés, incluso muchas instituciones y empresas culturales tuvieron que cerrar sus puertas o reconvertirse significativamente. Fue como un terremoto que sacudió hasta los cimientos todo el edificio de la industria cultural, a todos los que, cada uno en su lugar, formamos parte de esta profesión que llamamos el ‘show business’.
Y me complace constatar como a base de esfuerzo, constancia, trabajo duro y perseverancia, nos hemos ido abriendo un hueco y encontrando nuestro lugar al sol. Incluso nos hemos internacionalizado y hemos empezado a trabajar fuera del que inicialmente era nuestro territorio natural, el mercado español, para empezar a plantar semillas en otros países de todos los continentes. Eso hace que esta celebración sea un excelente momento para dar las gracias a todos aquellos que nos han acompañado en este trayecto, tanto artistas -lo que están y los que ya no están- como promotores y programadores, sin unos y otros esto habría sido imposible.
Naturalmente no siempre hemos estado a la altura de las expectativas de algunos -supongo que es fácil decepcionar en esta profesión-; otras veces en cambio nos han agradecido más allá de nuestro méritos. Unos artistas se han ido y otros han llegado, y a lo largo de ese proceso de decantación, se ha configurado una lista de artistas de la que nos sentimos muy orgullosos. Lo que no ha cambiado un ápice es nuestro compromiso por defender y desarrollar de la mejor manera posible la carrera de cada uno de ellos.