Reproducimos a continuación tres excelentes críticas debidas a Alejandro Fernández, para La Opinión de Málaga; José Antonio Cantón, para Scherzo; y Manuel del Campo, para Diario SUR; de los conciertos realizados por Carlos Domínguez-Nieto al frente de la Orquesta Filarmónica de Málaga con al Sinfonía nº 5 de Anton Bruckner en programa.
Consumado bruckneriano
José Antonio Cantón – Málaga. Teatro Cervantes. 25-V-2017. Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM). Director: Carlos Domínguez-Nieto. Obras de Anton Bruckner.
Hay obras de arte que quedan en la historia con tal fuerza, y a la vez razón de ser, que hay que recurrir a ellas periódicamente para alimentarse de su potencia estética y así no perder la perspectiva de la impronta de su distinción. Es el caso de la Sinfonía nº 5 de Anton Bruckner que, por las dimensiones de su plantilla, complejidad estructural y dificultad artística no es frecuente poder admirar desde la batuta de un enamorado, convencido e identificado maestro con la música de este gran sinfonista austriaco. Carlos Domínguez-Nieto, después de unos años, ha vuelto al pódium de la OFM para dirigir esta obra en el antepenúltimo concierto de su temporada de abono, sin haber generado la expectación que, por el resultado de su actuación, hubiera sido deseable. Así, el hecho de que la sala del teatro estuviera con escaso público, favoreció de algún modo la expansión acústica que requiere el sinfonismo de Bruckner que, de haberse producido en ese ideal, esperado y deseado nuevo auditorio de Málaga, hubiera significado una singular experiencia para el oyente.
Desde su entrada en el escenario, el director irradió un aura de distinguida elegancia que llamó la atención de un auditorio expectante, sensación que se vio reflejada en los primeros pulsos del inicio de la sinfonía antes del Allegro subsiguiente. Esta lúgubre introducción sirvió de carta de presentación de la que sería a la postre una excelente interpretación. Domínguez-Nieto parecía como si tuviera gustosamente atrapada a la orquesta en la red de sus indicaciones, llena de detalles en lo técnico y diversa en lo emocional, hasta el punto de cautivar también al oyente que percibía como la cinética del maestro se reflejaba con rara correspondencia en cada compás de este movimiento, como el manifestado en el logrado contraste de dinámicas con el que transmitió su tercer tema para ir así preparando la coda, en la que acentuó el soberbio entendimiento que este músico tiene de esta sinfonía, que fue la preferida del autor aunque, desgraciadamente, nunca llegó a escucharla.
Tensión y serenidad fueron las armas que empleó en su planteamiento del Adagio, para así enfatizar la oposición temática en la que este se sustenta. El maestro impulsó al instrumento orquestal a que se asemejara a un órgano ideal desde sus enigmáticos pizzicati iniciales, contrastados por unos flautados a cargo de la madera que llevaban al oyente a un estado de meditación. Conseguido ese propósito inicial, la melodía, la armonía y el ritmo fueron sus aliados expresivos hasta llegar al candente segundo tema, donde dibujó con calculados gestos la grandiosidad sonora de su contenido. En este tiempo se confirmaba que el auditorio estaba ante un consumado bruckneriano, que conoce el camino a seguir para justificar sobradamente la extraña, compleja y a la vez simple belleza que encierra esta música, muy complicada para aquellos directores de irregular o escasa formación intelectual.
Esta cualidad se vio reflejada en cómo construyó el tercer movimiento, un asombroso Scherzo en el que Bruckner despliega todo su talento arquitectónico. Sus contrastes rítmicos y dinámicos fueron expresados con tal autoridad que no había por mínimo que rendirse ante la materialización sonora de un entendimiento superior a la vez que profundo, que sólo puede manifestarse después de un exhaustivo estudio, hasta el más mínimo detalle de cada uno de sus pentagramas, y un excelente trabajo de ensayo en un corto periodo de preparación y montaje como el que es habitual actualmente en las orquestas, lo que da una idea de su capacidad y seguridad como director. Su exposición del trío tuvo un exquisito destello romántico, posiblemente poco imaginable en una mente tan adusta, austera y religiosa como la que tenía este compositor.
Como si de un resumen de su actuación se tratara, hay que entender su interpretación del movimiento final de la sinfonía, coincidiendo con el planteamiento creativo del autor. Marcó los pasajes fugados con expansiva precisión, con determinante lirismo aquellos de manifiesto carácter melódico y de forma jubilosa y triunfante los episodios corales como se manifestó en la coda, donde la sección de metal de la OFM tuvo que dejar constancia de su capacidad en afinación, conjunción dinámica y potencia de emisión. El momento culminante fue la doble fuga final, con la orquesta llevada al más alto grado de sus posibilidades expresivas. El oyente culminaba así una experiencia de escucha que no es frecuente disfrutar.
Sin duda, éste ha sido uno de los conciertos más importantes de la presente temporada de la OFM, significando una muy grata sorpresa la figura de este director para quien aquí suscribe, ante tanto colega de medio pelo sólo sustentados por soportes mediáticos fieles a los dictados de la mercadotecnia y a frívolos juicios de transmodernista e indefinida «puesta en valor». Cada vez es más complicado encontrar un director que convenza ad intra y ad extra como lo hace Carlos Domínguez-Nieto, una figura en alza donde las haya en esta compleja y difícil profesión, y además, español.
Cuando la fe no basta
Alejandro Fernández 26.05.2017 | 23:51 – Filarmónica de Málaga – Lugar: Teatro Cervantes. Director: Carlos Domínguez-Nieto. Programa: Sinfonía nº 5 en si bemol mayor, WAB. 105, de A. Bruckner
La recta final de la temporada de la Filarmónica nos reserva tres citas de altísimo nivel artístico y, por qué no decirlo, ambiciosas. Ésa es la intención, cuestión aparte es la realidad o, mejor dicho, la soledad. Más allá del hecho puntual de descubrir una sala con apenas un par de cientos de asistentes (lo que tiene su propia reflexión y múltiples respuestas) la OFM sigue décadas después sin el contenedor necesario para desarrollar profesionalmente la actividad cultural para la que fue concebida. El auditorio no tiene como fin primero disponer cómodamente a sus abonados y aficionados, sino dotar al conjunto sinfónico de los elementos técnicos que permitan la acústica propia de una orquesta como la nuestra.
Bruckner estuvo solo, inmensamente solo pero como aficionado sigo reclamando menos paternalismos y sí la necesaria solución a las más que evidentes deficiencias acústicas del Cervantes, espacio en el que, por otro lado, estamos de prestado y precisa también otro debate sereno; entre el veinte por ciento y los jueves hay una realidad que se llama media de asistencia trufada por la propia idiosincrasia malagueña. Por todo esto, tras la monumental interpretación de la Filarmónica y Carlos Domínguez-Nieto en la batuta del quinto trabajo sinfónico bruckneriano la impresión es una mezcla de sonrojo, admiración y deseo.
El perfil decididamente internacional no sólo en el capítulo formativo, sino también profesional, focalizado en Centroeuropa, hace del madrileño Carlos Domínguez-Nieto toda una autoridad al considerar su perspectiva del gran sinfonismo. Nada queda a la improvisación, todo responde a un esquema centrado en el pulso y la dinámica que, más que ascenso, es una profunda evolución posible gracias a que respira la partitura. Ésa fue la proeza de Domínguez-Nieto en el podio de la Filarmónica, como otro atril más, en la lectura de Quinta Sinfonía de Bruckner. No hubo milagro, pero sí un trabajo para referenciar a nivel profesional y, de paso, inolvidable como oyente.
Un caminar lento, apesadumbrado, marcado por las cuerdas graves, antecedía al adagio-allegro inicial sobre una atmósfera opresiva que caracterizaría el primer tiempo dibujado por Domínguez-Nieto. Continuó un adagio suspendido, compacto y coherente de principio a fin; aquí la dirección incidió en las simetrías y paralelos que guarda con el movimiento inicial. El scherzo enlazado con el adagio precedente descubre en el tema danzante que guarda cierto espacio para distraer la tensión hasta la conclusión donde Domínguez-Nieto pudo extraer del conjunto una emisión rotunda. Durante toda la interpretación se sucedió algo más que complicidad entre músicos, la definición correcta no es otra que la suma de esfuerzos de los profesores y concretamente entre secciones, la solvencia de las maderas y el bruñido de los bronces en la construcción de la arquitectura sinfónica ideada por el compositor… Todo como un alegato a la fe y la convicción que la sostiene. Éste fue el Bruckner que nos hizo respirar Domínguez-Nieto.
Acercándonos a Bruckner
Manuel del Campo – Diario SUR – 27.05.17 – Orquesta Filarmónica de Málaga – Carlos Domínguez-Nieto – Sinfonía nº 5 en si bemol mayor, de A. Bruckner
Jonathan Webb, principal director invitado de la Real Filharmonía de Galicia, vuelve por tercera vez esta temporada a Santiago para afrontar el estreno en Europa de la obra de Luis Taibo García, Suite Sinfónica Galaica, una recuperación musicóloga llevaba a cabo por Beatriz y Alberto Cancela. El programa incluye también Sheherezade, de Rimsky Korsakov, y los conciertos tendrán lugar en Vigo, el jueves 25, y Santiago, el viernes 26 en un evento especial en la Praza da Quintana con motivo de las fiestas de la Ascensión.
Jonathan Webb
Estudia piano, violín, canto coral y dirección de orquesta en Manchester, donde debutó en el Teatro de Ópera con West Side Story. Llamado por Gary Bertini al Teatro de Ópera de Tel Aviv como director estable, dirigió numerosas nuevas producciones como Der Freischütz, Tosca, Madama Butterfly, Macbeth, Samson et Dalila, La Juive, Faust, Cenerentola, L’Italiana in Algeri, L’elisir d’amore, Lucia di Lammermoor, Jenufa o La zorrita astuta. Es invitado en numerosos teatros en toda Europa y colabora habitualmente con las más importantes teatros italianos, recientemente el Maggio Musicale Fiorentino, el Teatro Comunale di Bologna, o la Sagra Musicale Umbra en Perugia. Director invitado del Teatro Sao Carlos de Lisboa donde ha dirigido Eine Florentinische Tragödie, The Miserly Night, Il Barbiere di Siviglia, La Navarraise, Cavelleria Rusticana; en Sevilla The Rape of Lucretia; en Marsella The Saint of Bleeker Street; en Niza L’Histoire du Soldat; en Dublín Le Nozze di Figaro, Falstaff; o en Tenerife The Turn of the Screw. Ha dirigido en la Deutsche Oper de Berlín: Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny, La forza del destino, Carmen; en la Volksoper de Viena: Don Pasquale, Der Zigeunerbaron, Die Zauberflöte; o en Colonia La Traviata. Invitado por Valery Gergiev ha dirigido Lady Macbeth def Mtsensk en una coproducción entre la Kirov Opera y la New Israeli Opera.
Jonathan Webb ha dirigido numerosas óperas de Britten: The Rape of Lucretia en el Maggio Musicale Fiorentino; Theturn of the Screw en el Comunale de Bolonia y en el Petruzzelli de Bari; The Rape of Lucretia, Peter Grimes y Billy Bud en el Carlo Felice de Genova; A Midsummer Night’s Dream en Bari, Pisa, Livorno y Lucca, Curlew River (Sagra Musicale Umbra). En el San Carlo de Nápoles Elegy for Young Lovers de Henze y Così fan tutte di Mozart; en la Fenice Tancredi y Elegy for Young Lovers; en el Massimo de Palermo Orfeo de Gluck; en Verona Le nozze di Figaro, Don Giovanni, Così fan tutte; en Trento Die Entführung aus dem Serail; en Ferrara y Modena The Death of Klinghoffer de Adams; en Livorno y Modena Cavalleria Rusticana y Pagliacci. También se ha prodigado mucho en Ravenna, Reggio Emilia y en los Teatri della Toscana (Traviata, Falstaff, Acis and Galatea). Y ha colaborado con importantes directores de escena como Daniele Abbado, Götz Friedrich, Hugo de Ana, Robert Carsen, Graham Vick, Pier Luigi Pizzi, Denis Krief, David Pountney, David Alden, Chiara Muti, Andrea De Rosa.
Ha dirigido la Orchestra de Santa Cecilia de Roma con The Kings Singers, la Camerata Strumentale di Prato, la Orchestra del Maggio Musicale Fiorentino en Florencia con ocasión del 70 cumpleaños de Henze. Ha sido también varias veces invitado por la Orquesta Sinfonica de Galicia y la Real Filharmonia de Galicia. En Israel ha dirigido la Jerusalem Symphony Orchestra, Israel Sinfonietta, Israel Chamber Orchestra. Ha collaborado con numerosos solistas como Shlomo Mintz, Vadim Repin, Fazil Say, Arabella Steinbacher, Louis Lortie, Alexander Toradze y un largo etcétera. Es invitado frecuentemente por numerosos festivales como Caesarea, A Coruña, Wexford, Caracalla, Settembre Musica con l’Orchestra della RAI di Torino e il Liturgica Festival de Jerusalem. Fue invitado por Seiji Ozawa al Saito Kinen Festival en Japón y ha dirigido la orquesta y ensembles del festival en gira por Japón y China. Le gusta trabajar con jóvenes y ha dirigido la Orchestra Giovanile Italiana di Fiesole, la Young Israel Philharmonic Orchestra, Orchestra e Coro Giovanile di Santa Cecilia con Oedipus in Kolonus (con motivo de la celebración de «Colosseo 2000» con la ejecución de un concierto en el Coliseo de roma por primera vez en 1.500 años) Ha recibido el «Premio Internazionale Ultimo 900 Pisa 2000 Nel Mondo» en Noviembre de 2004). Desde Septiembre de 2014 es director musical de la Camerata Strumentale «Città di Prato», orquesta con la que colabora regularmente desde 2002.
Tomamos las palabras introductoras del texto de Álvaro Gallegos para las notas del disco:
De tanto en tanto aparecen figuras que provocan avances en su área de dominio, estrellas en el firmamento que inciden de manera decisiva en un ámbito de la música, sea un parámetro de esta, una estética, o bien un instrumento. Pacho Flores ha logra- do poner la luz más intensa de la candileja sobre la trompeta. Y no se trata solo de su depurado sonido, tan prístino que impresiona a cualquier oyente. Tampoco ha basta- do la prodigiosa técnica que deviene en el tan ovacionado virtuosismo que ha sacudido los principales escenarios donde se ha presentado. Es que Pacho ha conformado un prodigioso tándem con su fabricante de trompetas, Vicente Honorato de la casa Stomvi en España. Instrumentos hechos a medida del venezolano, explorando la amplia gama de la familia de las trompetas, siempre en búsqueda del mejor sonido, una perfección que se ajuste a su extenso repertorio. Podríamos decir que Pacho es lo más importante que la ha sucedido a la trompeta desde Miles Davis.
Su anterior álbum Cantar (DG 479 1068) dio significativas luces de lo antes descrito. Distintos tipos de trompetas, incluyendo el viejo corno da caccia, en un abanico de joyas musicales barrocas, con un pequeño salto al presente en una de las obras. Acompañado por una agrupación orquestal pequeña, el protagonismo absoluto de Pacho en ese trabajo se convierte en un diálogo íntimo con el auditor. Y ese intimismo, esa cercanía se acrecienta con el presente disco.
Aquí Pacho muestra otra faceta, más colaborativa, donde conforma un nuevo tándem, esta vez netamente musical, con su compatriota el guitarrista Jesús “Pingüino” González. Este es un músico que merece mayor atención por parte del orbe. Un poeta de la guitarra, versado en lenguajes más allá de su país de origen, es también arreglista y productor. En definitiva un músico latinoamericano cabal, y el complemento ideal para el versátil Pacho, que aquí pone su boca y sus dedos en cuatro tipos de cornetas, más el cautivante sonido del fliscorno.
El Trío Arriaga se presenta en el Festival de Música de Úbeda este próximo día 21 de Mayo en un concierto que tendrá lugar en la Iglesia de Santo Domingo a las 21:00 hs. El programa lo conforman dos de las obras maestras del género, el Trio nº 1 en Si bemol Mayor, Op. 99, D898, de 1828, de Franz Schubert y el Trío nº 2 en Mi menor, Op. 67, de 1944, de Dmitri Shostakovich.
Trío Arriaga
El Trío Arriaga es el lugar de encuentro de tres músicos de reconocido prestigio y allí donde convergen sus trayectorias solísticas. Con conciertos en los mejores Festivales europeos y acompañados de la gran mayoría de las orquestas españolas y por algunas de las mejores europeas, sus proyectos discográficos en solitario, con más de 25 álbumes, algunos para sellos tan destacados como NAXOS o Sony, y los múltiples galardones conseguidos en concursos nacionales e internacionales de interpretación los avalan como un trio de referencia de su generación. Revistas como Gramophone o BBC Magazine destacan su exquisito empaste y bellísima sonoridad.
Su trayectoria concertística que les ha llevado en pocos años a ofrecer recitales en los Festivales Internazionale da Música da Cámara d’ Orbietto (Roma), Festivale Internationale de Musique de Chambre du Chateau de L’Acquy y Festival de Musique su Prioré Sant Martin (Le Mesnil, Francia) Musée de la Musique de Bruselas y en salas como el Palau de la Música de Valencia, el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, los auditorios de Barcelona, Murcia, Alicante y Zaragoza, la Fundación Juan March de Madrid, la Sociedad Filarmónica de Bilbao, Sala sinfónica de la Fundación Gulbenkian de Lisboa, entre otros. La interpretación del Triple Concierto de Beethoven les ha brindado la oportunidad de colaborar con orquestas como la Sinfónica de la Región de Murcia, de Extremadura, o la Orquesta Gulbenkian junto a la cual ofrecieron dos conciertos en el Centro Cultural de Belem (Lisboa) en noviembre de 2013 bajo la dirección de Paul McCreesh. Cabe destacar también los conciertos en colaboración del prestigioso violista Gerard Caussé.
A pesar de lo breve de su trayectoria hasta el momento, el Trío Arriaga también está desarrollando una intensa producción discografica en la que algunos de sus trabajos han sido señalados por la crítica como referenciales del repertorio. Así grabaron la integral de la obra para trío de Turina (Columna Música, 2010) y obras de autores catalanes del siglo XX (Naxos, 2011). Ampliamente interesados por la interpretación de la música española para trío, próximamente verá la luz su último trabajo dedicado a compositores españoles del siglo XX con obras de Mompou, García Abril, Chapí, Albéniz y Arbós. Asimismo también es inminente la grabación de un álbum con tríos de compositores americanos (Copland, Bernstein, Piazzola y Bloch) y un DVD con la integral de la obra de Dmitri Shostakovich de quien en 2015 se celebran los 40 años de su muerte.
El director austríaco Georg Mark dirige los próximos 18 y 19 de Mayo a la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia con la violinista Birgit Kolar como solista y un programa vienés que comprende la Obertura Rosamunda, de Schubert; el Concierto para violín de Alban Berg, A la memoria de un ángel; y la Sinfonía nº 7 de Beethoven. Los conciertos tendrán lugar en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia el jueves, 18, y en el Auditorio El Batel, de Cartagena, el viernes, 19.
Georg Mark
Nació en Salzburgo. Estudió dirección de orquesta y violín en el Conservatorio de Viena; también realizó estudios de musicología, filosofía y psicología en la Universidad de Viena. Ha trabajado con importantes orquestas de todo el mundo tales como la Filarmónica de San Petersburgo, Orquesta del Capitol de Toulouse, Filarmónica Real de Flandes, Orquesta Filarmónica de Bergen, Sinfónica de Trondheim, Orquesta de la Radio de Oslo, Filarmónica Eslovaca, Sinfónica de la Radio de Praga, Orquesta Estatal de Rheinland-Pfalz, Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania, Orquesta Sinfónica de Graz, Orquesta de Cámara de Viena, Orquesta Yomiuri Nippon, Orquesta Filarmónica de Nagano o la Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela.
De 1991 a 2006, Georg Mark fue también el primer director invitado de la Orquesta Sinfónica Chaikovski de Moscú. Solistas como Julian Rachlin, Elisabeth Leonskaja, Angelika Kirchschlager, Nikolaj Znajder, Natalia Gutman, Till Fellner, Boris Berezovsky, Franco Gulli y Nikolai Lugansky han actuado bajo la dirección de Georg Mark. Junto a la música rusa -con énfasis en Chaikovsky y Shostakovich- obras de Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms, Bruckner, Mahler y Berg son centrales en su repertorio. Esta afinidad por la música compuesta en Viena también explica el interés particular de Georg Mark en las composiciones de Johann Strauss. Una preocupación especial de Georg Mark, que también persigue la actividad docente como responsable de la clase de dirección del Conservatorio de la Universidad de Viena, es la combinación de los nuevos desarrollos en la práctica interpretativa moderna con la tradición vienesa.