Compartimos una nueva y magnífica crítica del concierto del Cuarteto Bretón en la Fundación Juan March el pasado 17 de Febrero, con los Cuartetos nº 1 y nº 4 de Conrado del Campo, en esta ocasión a cargo de Jerónimo Marín para la revista Ritmo.
El compositor de cuartetos
Jerónimo Marín para la revista RITMO – Marzo 2021
Cuarteto Bretón. Clara Sanchís. Obras de Conrado del Campo. Fundación Juan March, Madrid.
A pesar de los pesares, la vida musical está continuando y nos regala una de las mayores alegrías de estos últimos años: el inicio de la integral de los Cuartetos de Conrado del Campo (1878-1953). ¿De qué estamos hablando exactamente? De un corpus de 14 obras completas (¡asómbrense de la cantidad!) que yacen semiocultas y que, excepto de cuatro de ellas, no se tienen noticias de su mundo sonoro; catorce Cuartetos que serán presentados durante seis años consecutivos hasta 2026 por diferentes formaciones. De ellos, el n. 2 se ha encuentra perdido, los ns. 5 y 13 fueron grabados por el Brodsky, y la propia Fundación Juan March, con su querencia loable por este autor, puso en el escenario el n. 1 en 2014, de nuevo con el Cuarteto Bretón, al que habría que añadir el Quinteto con piano en 2020, y las dos óperas de cámara Fantochines y El pájaro de dos colores.
Que Conrado del Campo es una figura capital de la cultura y la música española es algo que debe quedar fuera de toda duda, y que la mayoría de los aficionados y profesionales de la música no saben valorar su figura con certeza es otra de esas verdades dolorosas que la Fundación Juan March, y su responsable musical Miguel Ángel Marín, están tratando de solventar. Conrado del Campo, él mismo violista del afamado a principios de siglo XX Cuarteto Francés, era un grafónomo de libro, con una compulsión por la escritura, en este caso musical, que nos deja un legado enorme muy difícil de valorar; y esta es la razón por la que alguno de estos Cuartetos, los ns. 3, 6 y 8, se quedarán sin estrenar.
El pistoletazo de salida con los Cuartetos ns. 1 y 4 ha dejado bien a las claras el alto nivel que se pretende en esta integral, porque después del inmenso esfuerzo que supone recuperar el repertorio (además, Don Conrado tiene una grafía casi ininteligible), con los inconvenientes de diferentes versiones que hay que contrastar e incluso entre el manuscrito y las partes, otro pequeño defecto que Don Conrado no cuidaba, si no se con- sigue un nivel de excelencia, se condena a esta música al baúl permanentemente. Afortunadamente, el compromiso del Cuarteto Bretón con este proyecto ha sido total, hasta el extremo de que la edición crítica la ha realizado el chelista John Stokes. Y, lo más importante, su preparación e interpretación ha sido superlativa, porque la música de Conrado del Campo no es fácil ni para el oyente ni para el intérprete por su abundancia temática, su uso de células motívicas (su lado germano se aprecia), pero también su estructura no usual y su tratamiento cíclico (el lado francés), siempre con un aprovechamiento máximo de todos los recursos técnicos y expresivos de los instrumentos de cuerda en la varia y cambiante textura de su escritura.
Si el Cuarteto n. 1, en sus 45’ de duración, suena abigarrado y extenuante en sus movimientos extremos, la sorpresa de la velada fue sin lugar a dudas el Cuarteto n. 4, que, aunque fue denominado por el mismo autor como cuarteto, rompe los moldes de esta forma musical al añadir una voz que recita, la excelsa Clara Sanchís que cautivó con sus colores vocales y perfecta articulación a la audiencia con la narración de El Cristo de la Vega del magnífico Zorrilla. Siendo el único ejemplo que conocemos de melólogo con cuarteto de cuerda, causa estupor que desde su estreno en 1907 no se haya vuelto a escuchar, pues son tantas las maravillas que encierra, que sus 53’ se hacen breves. No duden en visitar la página web de la Fundación para recrearse en estas obras, y antes de ver el concierto, lean las informadas y excelentes notas de Tomás Garrido como introducción. No se arrepentirán.