El próximo 26 de Enero en el Auditorium Arturo Toscanini de la RAI Jonathan Webb vuelve a ponerse al frente de la Orquesta de la RAI de Turín junto a la violinista Akiko Suwanai para intepretar el Concierto para violín de Esa Pekka Salonen y Harmonielehre, de John Adams. El concierto se enmarca en el ciclo RAI Nuova Musica. Jonathan Webb es el Principal Director Invitado de la Real Filharmonía de Galicia, a la que regresará el próximo mes de Febrero para interpretar en Vigo y Santiago el Concierto nº 4 de Saint-Saëns con el prodigioso pianista francés Alexandre Kantorow, y la Sinfonía nº 2 ‘Pequeña Rusia’ de Chaikovski.
Jonathan Webb
Estudió piano, violín, canto coral y dirección de orquesta en Manchester, donde debutó en el Teatro de Ópera con West Side Story. Llamado por Gary Bertini al Teatro de Ópera de Tel Aviv como director estable, ha dirigido numerosas nuevas producciones como Der Freischütz, Tosca, Madama Butterfly, Macbeth, Samson et Dalila, La Juive, Faust, Cenerentola, L’Italiana in Algeri, L’elisir d’amore, Lucia di Lammermoor, Jenufa o La zorrita astuta. Es invitado en numerosos teatros en toda Europa y colabora habitualmente con las más importantes teatros italianos, recientemente el Maggio Musicale Fiorentino, el Teatro Comunale di Bologna, o la Sagra Musicale Umbra en Perugia. Director invitado del Teatro Sao Carlos de Lisboa donde ha dirigido Eine Florentinische Tragödie, The Miserly Night, Il Barbiere di Siviglia, La Navarraise, Cavelleria Rusticana; en Sevilla The Rape of Lucretia; en Marsella The Saint of Bleeker Street; en Niza L’Histoire du Soldat; en Dublín Le Nozze di Figaro, Falstaff; o en Tenerife The Turn of the Screw.
Dirigió en la Deutsche Oper de Berlín: Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny, La forza del destino, Carmen; en la Volksoper de Viena: Don Pasquale, Der Zigeunerbaron, Die Zauberflöte; o en Colonia La Traviata. Invitado por Valery Gergiev ha dirigido Lady Macbeth def Mtsensk en una coproducción entre la Kirov Opera y la New Israeli Opera.
Jonathan Webb durante un ensayo
Dirigió numerosas óperas de Britten: The Rape of Lucretia en el Maggio Musicale Fiorentino; Theturn of the Screw en el Comunale de Bolonia y en el Petruzzelli de Bari; The Rape of Lucretia, Peter Grimes y Billy Bud en el Carlo Felice de Genova; A Midsummer Night’s Dream en Bari, Pisa, Livorno y Lucca, Curlew River (Sagra Musicale Umbra). En el San Carlo de Nápoles Elegy for Young Lovers de Henze y Così fan tutte di Mozart; en la Fenice Tancredi y Elegy for Young Lovers; en el Massimo de Palermo Orfeo de Gluck; en Verona Le nozze di Figaro, Don Giovanni, Così fan tutte; en Trento Die Entführung aus dem Serail; en Ferrara y Modena The Death of Klinghoffer de Adams; en Livorno y Modena Cavalleria Rusticana y Pagliacci. También se ha prodigado mucho en Ravenna, Reggio Emilia y en los Teatri della Toscana (Traviata, Falstaff, Acis and Galatea). Y ha colaborado con importantes directores de escena como Daniele Abbado, Götz Friedrich, Hugo de Ana, Robert Carsen, Graham Vick, Pier Luigi Pizzi, Denis Krief, David Pountney, David Alden, Chiara Muti, Andrea De Rosa.
Ha dirigido la Orchestra de Santa Cecilia a Roma con The Kings Singers, la Camerata Strumentale di Prato, la Orchestra del Maggio Musicale Fiorentino en Florencia con ocasión del 70 cumpleaños de Henze. Ha sido también varias veces invitado por la Orquesta Sinfonica de Galicia y la Real Filharmonia de Galicia. En Israel ha dirigido la Jerusalem Symphony Orchestra, Israel Sinfonietta, Israel Chamber Orchestra. Ha collaborado con numerosos solistas como Shlomo Mintz, Vadim Repin, Fazil Say, Arabella Steinbacher, Louis Lortie, Alexander Toradze y un largo etcétera.
Ha sido invitado por numerosos festivales como Caesarea, A Coruña, Wexford, Caracalla, Settembre Musica con l’Orchestra della RAI di Torino e il Liturgica Festival de Jerusalem. Fue invitado por Seiji Ozawa al Saito Kinen Festival en Japón y ha dirigido la orquesta y ensembles del festival en gira por Japón y China. Le gusta trabajar con jóvenes y ha dirigido la Orchestra Giovanile Italiana di Fiesole, la Young Israel Philharmonic Orchestra, Orchestra e Coro Giovanile di Santa Cecilia con Oedipus in Kolonus (con motivo de la celebración de «Colosseo 2000» con la ejecución de un concierto en el Coliseo de roma por primera vez en 1.500 años) Ha recibido el «Premio Internazionale Ultimo 900 Pisa 2000 Nel Mondo» en Noviembre de 2004). Desde Septiembre de 2014 es director musical de la Camerata Strumentale «Città di Prato», orquesta con la que colabora regularmente desde 2002.
El Maestro Manuel Hernández-Silva regresa esta semana a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico con un programa compuesto por Mediodía en el Llano, de Antonio Estévez; Fantasía sobre Carmen de Sarasate y Tzigane de Ravel con el violinista Angelo Xiang Yu; y para rematar, Redes de Silvestre Revueltas y las Danzas Fantásticas de Turina. Será el 27 de Enero en la Sala Sinfónica Nacional.
Manuel Hernández-Silva
Esta temporada, su cuarta en la Orquesta Filarmónica de Málaga cuya titularidad ha renovado hasta 2020 y en la que viene de obtener explosivas críticas al frente de orquestas como la Nacional de España o la Real Filharmonía de Galicia, ha sido también la de su designación como Director Musical y Artístico en la Orquesta Sinfónica de Navarra, con inicio a partir de la temporada 18/19, y en la que se están fraguando importantes debuts internacionales.
Hernández-Silva se graduó en el conservatorio superior de Viena con matrícula de honor en la cátedra de los profesores Reinchard Schwarz y Georg Mark. En el año de su diplomatura ganó el concurso de dirección Forum Jünger Künstler convocado por la Orquesta de Cámara de Viena, dirigiendo a esta formación en la Konzerthaus de la capital austríaca. Ha sido director titular de la Orquesta de Córdoba y director principal invitado de la orquesta Simón Bolívar de Caracas, con la que trabajó intensamente durante más de cinco años. Actualmente es director titular y artístico de la orquesta Filarmónica de Málaga y de la Orquesta Sinfónica de Navarra.
Ha actuado como director invitado con las orquestas Sinfónica de Viena, de la Radio de Praga, Sinfónica de Israel, Filarmónica de Seúl (Corea), Nord-Tchechische Philarmonie, Sinfónica de Karlsbad, Filarmónica de Olomouc, Sinfónica de Puerto Rico, Nacional de Chile, Sinfónica de Venezuela, Filarmónica de Bogotá, Sinfónica Nacional de México, Municipal de Caracas, Sinfónica Simón Bolívar, Orquesta Sinfónica de Wuppertal, Filarmónica Janacek, Rheinische Philharmonie, Real Filarmonía de Galicia, Oviedo Filarmonía, Sinfónica de Murcia, Sinfónica del Vallés, Sinfónica de Bilbao, Sinfónica de RTVE, Ciudad de Granada, Sinfónica de Tenerife, Sinfónica de Castilla y León, Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Filarmónica de Gran Canaria, Orquesta de Extremadura, Sinfónica de la Comunidad de Madrid, Orquesta Sinfónica de Navarra, Sinfónica de Euskadi, Orquesta de Extremadura, Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, Orquesta Nacional de España, etc.
El Maestro Venezolano Christian Vásquez prosigue con su gira al frente de la Het Gelders Orkest, de Arnhem, Holanda, de la que es Director Invitado Permanente. El programa, dedicado a Leonard Bernstein en conmemoración de su Centenario, está compuesto totalmente por compositores norteamericanos, con Ives, Copland, Gershwin y el propio Bernstein, del que se interpreta la Serenata para violín, con la violinista Liza Ferchstman. La gira, que comenzó en Amsterdam el pasado 18 de Enero, ha visitado ya Arnhem y Utrecht y proseguirá desde el 30 de Enero hasta el 3 de Febrero por las ciudades de Wilhelmshaven, Nijmegen y Doetinchem. Entretanto, el 25 de Enero ofrece un concierto con la Sinfónica de Stavanger, de la que es Director Titular, con el pianista Boris Berezovsky y un programa americano que incluye la Sinfonía nº 2, Age of Anxiety, de Bernstein, enmarcado también dentro de la celebración del maestro norteamericano.
Christian Vásquez, director
Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Stavanger Director Musical de la Orquesta Sinfónica Teresa Carreño Director Invitado Permanente de la Het Gelders Orchestra
Christian Vásquez se convirtió en Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Stavanger a comienzos de la temporada 2013/14, inaugurando una tenencia inicial de cuatro temporadas con la Sinfonía nº 2 de Mahler en la nueva sala de la orquesta en Agosto de 2013. La temporada 2015/16 vio su nombramiento como Principal Director Invitado de la Het Gelders Orkest, iniciando su desempeño con una gira por los Paises Bajos con un programa latino. Es también Director Musical de la Orquesta Sinfónica Teresa Carreño de Venezuela a la que dirigió en una notable gira por Europa que les llevó a Londres, Lisboa, Toulouse, Múnich, Estocolmo y Estambul.
Tras su debut con la Orquesta Sinfónica de Gävle en Octubre de 2009, una de sus primeras apariciones en Europa, Christian Vásquez fue nombrado su Principal Director Invitado entre 2010 y 2013. Ha trabajado con la Philharmonia Orchestra, Residentie Orkest, Orchestre de la Suisse Romande, Sinfónica de la Radio de Viena, Camerata de Salzburgo, Sinfónica Estatal de Rusia, Filarmónica de Tokyo y Sinfónica de Singapur. En Norteamérica ha dirigido la National Arts Centre Orchestra (Ottawa) y Filarmónica de Los Ángeles, durante su participación en su Young Artist Fellowship programme.
La temporada 2013/14 incluyó proyectos con la Royal Northern Sinfonia, Orchestre National du Capitole de Toulouse, Sinfónica de Galicia, Berlin Konzerthausorchester, Sinfónica de la Radio de Praga, Festival Beethoven de Varsovia o Filarmónica de Turku. La 2014/15 conoció su primer compromiso operístico en Europa en la Ópera de Noruega con Carmen, así como su regreso a las Filarmónicas de Arnhem y Turku. Destacados de la temporada 2015/16 incluyen proyectos con la Filarmónica de Luxemburgo, Sinfónica de la Radio de Praga, y Filarmónica de Poznan. La temporada pasada Christian hizo su debut con la Filarmónica de Rotterdam y con la Sinfónica de New Jersey y Pinchas Zukerman, regresó a la Filarmónica de Turku y dirigió la Filarmónica de Helsinki y la Orquesta Nacional de Estonia.
Además de sus compromisos habituales en Stavanger y Arnhem, la actual temporada 2017/18 supone el regreso de Christian Vásquez a la Ópera Nacional Danesa para el Concierto de Año Nuevo con la Orquesta Real Danesa. Hará también su debut con la Orquesta de la Radio Noruega. Otros destacados compromisos incluyen su colaboración con la RTE National Symphony Orchestra of Ireland y una gira europea con la Het Gelders Orkest.
Alondra de la Parra y Pacho Flores, con la ayuda de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, consiguieron que el palacio Euskalduna vibrara con un programa variado donde predominaron obras con un marcado carácter latino. La brillante interpretación consiguió que la temperatura ambiente aumentara un par de grados producto de la energía desprendida.
La maestra mexicana demostró a lo largo de la noche su buen hacer desde el podio de la BOS. Con un gesto elegante, preciso y enérgico consiguió que la orquesta sacará lo mejor de sí, ya fuera en los momentos en los que su papel estaba en un segundo plano como cuando debía erigirse en protagonista. Ritmos vivos pero controlados, junto a una amplia gama de matices sonaron de manera natural bajo su batuta. Consiguió un completo entendimiento no solo entre los instrumentos de la orquesta, sino entre esta y el solista.
La directora Alondra de la Parra
El trompetista venezolano Pacho Flores ofreció una interpretación sobresaliente. Mostró un fraseo ágil y preciso en los momentos más vehementes, y otro tan melodioso como tenso en los compases más reflexivos. Dominó por igual tanto las tesituras agudas como las más graves, obteniendo un sonido brillante en ambos extremos.
El concierto se inició con la interpretación de la obra Huapango del compositor mexicano José Pablo Moncayo. Compendio de bailes mexicanos, las diversas melodías se fueron alternando en las diferentes secciones orquestales. Resultó especialmente destacable el diálogo entre la trompeta y trombón que se estableció en la parte final de la obra.
El compositor sueco Christian Lindberg escribió el concierto para orquesta y trompeta Akbank Bunka, en 2005. Los toques de jazz dominaron el primer movimiento de la obra con una velada orquesta que cedió el protagonismo a los trinos y escalas interpretados por Pacho Flores. El segundo movimiento, con un mayor protagonismo orquestal, presentó un claro color oriental hasta su súbita resolución en un último y rapidísimo movimiento donde solista y orquesta entablaron un diabólico diálogo musical magistralmente ejecutado por ambos.
El compositor uruguayo Efraín Oscher dedicó el Concierto mestizo para trompeta y orquesta a Pacho Flores dentro de la colaboración de ambos como parte del programa de educación musical venezolano “El Sistema”. El solista salió al escenario con las dos trompetas y el fliscorno para los que está escrita la obra y ofreció una interpretación llena de matices que resultó una invitación continua al baile. Los ritmos más pausados se fueron sucediendo por otros más dinámicos. El trompetista interpretó fuera de programa la pieza Merengue venezolano de Aquiles Báez.
Los primeros acordes, junto a los chasquidos de la maestra y parte de la orquesta nos trasladaron rápidamente al Nueva York de mediados del siglo XX. Es inevitable que la conocida música de West Side Story no nos presente en la mente imágenes de la película de Robert Wise. Los aires de jazz y la dinámica interpretación de la orquesta invitaron, una vez más, al baile. Las melodías y los ritmos iban mostrando el crisol cultural que la obra destila. La influencia europea se mostró más marcada en los momentos de protagonismo de las cuerdas, mientras que la percusión evocaba sabores más norteamericanos. El viento metal triunfó cuando el sabor latino salió a escena, destacando especialmente un muy dinámico Mambo que daba la sensación de que era gritado tanto por orquesta como por público. Un delicado piano, unos precisos pizzicatos de la cuerda y un delicioso solo de flauta guiaron la obra hacia sus últimos acordes.
La interpretación fuera de programa del Danzón núm. 2 de Arturo Márquez puso fin a un estupendo concierto que hizo bailar al Palacio Euskalduna al ritmo de la música latina.
Manuel Hernández-Silva a la batuta, Pacho Flores a las trompetas, Leo Rondón al cuatro venezolano y la Real Filharmonía de Galicia, ofrecieron los pasados 11, 12 y 13 de Enero en Santiago, Vigo y A Coruña un concierto de esos que quedan en la memoria de los espectadores toda una vida, como así lo reflejaron las estruendosas ovaciones del respetable y unas apoteósicas críticas que no escatimaron elogios y que compartimos hoy aquí. En esos conciertos tuvo lugar el estreno absoluto de la obra de Pacho, Cantos y Revueltas.
Esta semana, cada uno por su lado, se podrá ver a Hernández-Silva junto a la Orquesta de Extremadura dirigiendo El Amor Brujo y la 12ª de Shostakovich; y a Pacho Flores con la Orquesta Sinfónica de Bilbao y Alondra de la Parra tocando Akban Bunka de Christian Lindberg y Concierto Mestizo de Efraín Oscher.
Disciplina y libertad
Pacho Flores con la Real Filharmonía de Galicia bajo la dirección de Manuel Hernández-Silva.
Por Beatriz Cancela para CODALARIO |@beacancela Santiago de Compostela, 11-I-18.
Auguraba la directora técnica de la Real Filharmonía de Galicia (RFG) apenas unos minutos antes del concierto en el espacio «Convers@ndo con» que sería aquella «una noche especial para recordar», y estaba en lo cierto. En una semana en la que se sucedían -al menos- dos efemérides que incrementaban el simbolismo de esta celebración y se enfatizaba el vínculo entre este nuestro «finis terrae» y ultramar. La primera de ellas, la conmemoración del 68º aniversario de fallecimiento del literato, dibujante y político «rianxeiro» Castelao (1886-1950) en tierras Argentinas. De hecho, será la emigración uno de los temas más presentes en su obra con alusiones a ese «alma viaxeira» de tantos gallegos que los llevaría «alén do mar»:
«[…] E a alma viaxeira de Galicia formou desde entón, no fondo do Atlántico, un camiño de esqueletos –proseguimento do camiño das estrelas− para deixarmos testemuño oculto e dramático da nosa comunicación con América«. [Castelao, A. Sempre en Galiza, Libro II, cap. XX].
«[…] Y el alma viajera de Galicia formó desde entonces, en el fondo del Atlántico, un camino de esqueletos -proseguimiento del camino de las estrellas- para dejarnos testimonio oculto y dramático de nuestra comunicación con América». [Castelao, A. Sempre en Galiza, Libro II, cap. XX].
En segundo lugar, los seis meses del concierto de Gustavo Dudamel al frente de la Orquesta Sinfónica de Galicia y del Orfeón Donostiarra en una Praza do Obradoiro hasta los topes, y donde quedaba patente el estrecho vínculo con Venezuela en concreto.
Unos puentes que vinimos a rememorar este jueves de nuevo en la capital gallega, el viernes en Vigo y el sábado en A Coruña, con la Real Filharmonía de Galicia (RFG). Tras un guiño al repertorio barroco para trompeta, emergía Hispanoamérica ejemplificada en Venezuela -principalmente-, Brasil, México y Argentina. Un repertorio atractivo con el que Manuel Hernández-Silva rompía con sus propuestas anteriores. El director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga es ya un gran conocido de la RFG, que con esta suma ocho intervenciones; hecho que de seguro coadyuvó a infundir firmeza a la hora de exponer este sugerente planteamiento.
Cpyright RFG
Al encanto del repertorio se añadía, ya no sólo la participación solista de un mediático Pacho Flores, que en los últimos tiempos acumula una ingente actividad concertística, sino el estreno absoluto de una obra de su propia autoría.
Sin olvidar las raíces barrocas del repertorio trompetístico sonaba el Concierto para corno da caccia y cuerdas de Neruda. Sobre una orquesta comedida, en la que contrastaba el sonido del clave, se alzaba el solista. Con sonoridad dulce discurrían frases alabeadas, cadenciadas, sobre raudos y escurridizos mordentes y trinos. Una ejecución mecánica del conjunto que contrastaba con la calidez del instrumento solista y que en los solos brindaba, con destreza, unas agilidades más propias del repertorio contemporáneo.
Después de la brillante Aria de la Bachiana brasileira núm. 5 de Villa-Lobos, donde Flores cambió de registro y modo de ejecución sin abandonar nunca la expresividad bajo un fraseo ampuloso y contenido, llegaba el momento más ansiado. Cantos y Revueltas de Pacho Flores es una fantasía concertante para trompeta e instrumentos de cuerda, articulada sobre melodías, bailes populares y la inclusión de esta variante del joropo venezolano, por una parte; por otra, se perciben toques de jazz y salsa, aunando las tradiciones que configuran el sustrato indígena, africano y español, base de su cultura. Hasta tres instrumentos requirió el compositor para dar rienda suelta a una amplia gama de efectos y juegos sonoros cuya máxima -más que lograda y presente- no era otra que un delicioso y expresivo lirismo. Por su parte, el cuatrista Leo Rondóndefendió un papel sumamente exigente para este instrumento popular más asociado al acompañamiento armónico y que, en esta obra, adquiere fundamental protagonismo, dejándonos momentos sublimes junto a los contrabajos, liberado de corsés y ataduras pero con un dominio técnico natural más que patente. A ello se sumó la participación del propio director con las maracas, brindándonos un delirante episodio a tres con el cuatro y la trompeta.
En sí, obra colorida, de grandes exigencias técnicas y capacidad expresiva a partes iguales, que viene a sumar un digno y enriquecedor eslabón al repertorio para trompeta -y por supuesto, para cuatro- del siglo XXI. En lo que respecta al intérprete y compositor, en su línea: elegante y cercano, afable y comunicativo, lírico y perito, minucioso y expresivo.
Dos bises se sucedieron después del estruendoso aplauso que provocó la obra en el auditorio. En primer lugar, la obra popular venezolana El diablo suelto, interpretada por el triunvirato formado por trompeta, cuatro y maracas. Partitura ágil y alegre que contrastó diametralmente con el introspectivo Invierno porteño de Piazzola.
Tras semejante caudal de sensaciones, en la segunda parte, la orquesta pasó de anfitriona a protagonista. En Redes suite, de Revueltas, Hernández-Silva optó por una ejecución contrastante, efectista y sensacionalista. El fin de fiesta lo constituyó la Suite de Danzas de Estancia, op. 8a de Ginastera, cerrando el ciclo de obras dedicadas a labores rústicas tradicionales. Un arduo trabajo orquestal en su conjunto, con severas secciones para la percusión, un fraseo ampuloso en su segundo movimiento y una Danza final (Malambo) viva y ágil en crescendo, donde la orquesta, compenetrada, alcanzaba un apoteósico final.
Aquella expectación inicial fue correspondida con creces por sus protagonistas que lograron arrebatar a la platea, prácticamente llena, estruendosas ovaciones, y dejando en la memoria de los allí presentes el recuerdo de un concierto indudablemente inolvidable.
Dice el maestro Binaghi que una crítica buena siempre es más breve que una mala. Y dice bien, hasta el punto de que en esta ocasión bastaría con que ustedes se lean el programa y yo les cuente que sus intérpretes estuvieron a la altura imaginativa requerida por estas obras, y que el público se lo pasó cañón.
De todos modos, no estará de más alguna presentación. Resulta que las iniciales del tal Neruda no tienen raíces chilenas (como sería excusable deducir del cartel americano) sino que corresponden a los nombres –una vez germanizados- de Johann Baptist Georg (c. 1708-Dresde 1776, aunque el programa de mano le da cuatro años más de vida), músico bohemio que, además de compositor, ejerció como concertino en lo que hoy conocemos como la Staatskapelle Dresden, y con cuyo Concierto en Mi bemol mayor se las tienen que ver quienes se dedican profesionalmente a la trompeta desde que fuera publicada la partitura en 1974. El mejicano Silvestre Revueltas compuso la banda sonora de Redes (una película-documental codirigida por Fred Zinnemann y Paul Strand), de la que en 1937 el gran Erich Kleiber arregló la “suite” escuchada hoy.
Del resto del programa huelga decir nada. Salvo de los Cantos y revueltas que el venezolano Pacho Flores (San Cristóbal, 1981) estrenó esta noche: en el programa de mano se cita al autor declarando que esta pieza para trompeta y orquesta de cuerda se inspira en los cantos y bailes populares de quienes trabajan la tierra; el resultado es una obra deliciosa de quince minutos de duración y en tres partes (lento-rápido-lento), con dos intermedios “improvisados” para la trompeta y el cuatro (variedad autóctona de la guitarra con funciones eminentemente rítmicas, cuyo tañedor ha de compensar la falta de dos cuerdas con un rasgueo endiabladamente ágil), que a mí me recordó -en sus recursos formales y en su escritura refinada- a la Fuga con pajarillo de Aldemaro Romero.
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Flores es otro ilustre hijo de “El Sistema” venezolano: dato suficiente para presentarle con todos los honores. Hasta cinco instrumentos diferentes de la firma Stomvi (valenciana, de dónde si no?) tocó a lo largo del concierto, aunque me quedo con el corno que empleó para el Concierto de Neruda: cómo es posible extraer un sonido tan redondo y tan expansivo de un instrumento tan pequeño, y cuándo respira este hombre? No tengo respuesta para ninguna de las dos preguntas. Por lo demás, su versión del aria de la célebre Bachiana brasileira nº 5 me trajo a la memoria nada menos que a Dusko Goykovich; y en los Cantos y revueltas se me agotan los adjetivos para referir una técnica impecable y un gusto exquisitamente educado; por no hablar de la fiesta que montó con el cuatrista –que no cuatrero- Leo Rondón (cualquier campeón de bádminton envidiaría su soltura de muñeca), y con el mismísimo Hernández Silva, quien se bajó del podio, agarró las maracas y nos puso a bailar a todos demostrando que ese instrumento –bien tocado- no tiene nada que ver con un sonajero.
Los tres se volvieron a juntar para una trepidante propina en forma de una tonada popular venezolana: El diablo anda suelto, que el propio Hernández Silva rebautizó como Pacho anda suelto. Y cuando todos pensamos que se había acabado la primera parte, Flores, la orquesta y el maestro van y se arrancan, sin previo anuncio, con el Invierno de las Cuatro estaciones porteñas de –doble genuflexión- Astor Piazzolla (nada decía el programa de mano, aunque he podido leer las notas para este concierto que se repetirá en Coruña dos días después y en ellas sí se incluyen comentarios al respecto: descoordinación venial, porque lo importante es tener la ocasión de escuchar una obra tan hermosa servida de manera tan seductora).
Que la Real Filharmonía se transforma cuando la dirige Hernández Silva es una constante cada vez que don Manuel viene a Santiago. Y hoy no iba a ser la excepción: los músicos de nuevo “patalearon” al maestro al final del concierto. Porque no se limitó a acompañar a Flores, sino que le extendió una cálida alfombra orquestal; porque de Redes sacó todo lo que de brillante e inquietante tiene esta música (es estimulante comprobar que Revueltas no sólo escribió Sensemayá); y porque en Estancia pasó de una “Danza del trigo” de verdadero ensueño en fraseo y en mimo de las texturas sonoras, a un “Malambo” apabullante, que si sonó algo descompensado es sólo debido a que la partitura dispone siete instrumentistas en la artillería y les ordena fuego a discreción.
Excelencia, alegría y mestizaje.
La tradición vienesa se pone al servicio de la música transcontinental en el concierto de la Filharmonía de Galicia en A Coruña
La Real Filharmonía de Galicia (RFG) ha celebrado este sábado su segundo y último concierto de esta temporada en los ciclos de abono de la Sinfónica de Galicia; en esta ocasión, en el ciclo Abono Sábado. En el podio, Manuel Hernández-Silva. Músico venezolano formado en la más ortodoxa tradición vienesa. Como solista, el trompetista venezolano Pacho Flores, nacido a la música en el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles creado en Venezuela por el maestro José Antonio Abreu.
Ha sido un largo y animado programa, cuya primera parte fue protagonizada por Flores intepretando el Concierto para trompa de caza y cuerdas, de Johann Baptist Georg Neruda (1708-80); la Bachiana brasileira nº 5, de Heitor Villa-Lobos; y Cantos y revueltas, del propio Flores, obra que se ha estrenado mundialmente en los conciertos de la RFG del jueves en Santiago, viernes en Vigo y este del sábado en el Palacio de la Ópera de A Coruña.
La especialización por periodos que ha traído el auge de la interpretación históricamente informada hace que sea bastante infrecuente escuchar música barroca tocada por orquestas que podríamos llamar generalistas. El sonido de la Real Filharmonía dirigida por Manuel Hernández Silva tuvo, desde los primeros acordes de la introducción orquestal de la obra de Neruda, el rigor estilístico exigible con el plus de la perfecta afinación de los instrumentos actuales.
La aparición de la trompa de Flores fue luminosa como un rayo de sol al amanecer, con un sonido límpido y brillante que, unido a una gran expresividad, fue su mejor baza interpretativa en toda la obra. Cada una de las cadenzas de los tres movimientos fue una demostración de solvencia técnica -con unas preciosas agilidades y unos saltos interválicos de gran dificultad precisa y preciosamente salvados– pero sobre todo, con una rigurosa profundidad conceptual.
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La misma calidad interpretativa pero con un estilo bien diferente, desarrolló en la obra de estreno, de la que el público de A Coruña nada había podido saber previamente. Cantos y revueltas es una recopilación de piezas derivadas de “cantos de los cabestreros españoles” que el autor completa con esas revueltas con las que expresa “la esencia y el perfume de esos cantos y bailes populares… sin desprenderme de mi propia realidad artística y sin desmerecer el juego actual de la sociedad en este siglo XXI”.
Tal como indica el autor, Cantos y revueltas tiene el mestizaje en su ADN, tanto en su composición como en la inseparable interpretación del propio autor. Este emplea hasta cuatro trompetas de diferente tesitura y afinación en una exhibición de poderío y virtuosismo sonoro. La obra tiene toda la variedad rítmica nacida del mestizaje y es realmente espectacular de principio a fin.
Se podría decir que una espectacularidad bien lejana de una mera exhibición quizás sea lo que mejor define esta obra. Y el espectáculo crece de forma muy notable a partir del magnífico solo de cuatro llanero a cargo de Leo Rondón. Un gran músico que supo superar el ostracismo acústico al que condena el Palacio de la Ópera a los instrumentos de cuerda pulsada. Y así, saliendo del más oscuro silencio, logró imponer su ley con una verdadera exhibición de todo lo que se puede hacer con un instrumento de solo cuatro cuerdas y una pequeña caja armónica.
No faltaron improvisaciones, incluido algún tema popular gallego ni una demostración técnica de rasgueos, punteados y sonidos percutidos, tanto sobre la caja como directamente sobre cuerdas y mástil. Resulta inevitable recordar las técnicas que Penderecki hace usar a las cuerdas de la orquesta en el programa que el viernes 12 tuvieron ocasión de ver y escuchar los aficionados coruñeses.
Rondón hizo vibrar hasta los asientos, especialmente cuando fue acompañado por las maracas manejadas por el maestro Hernández Silva, en todo un contraste de formación vienesa y sangre latina. La enorme ovación del público fue premiada con dos propinas precedidas de una alocución de Hernández Silva -todo un maestro de la retórica- con un discurso de hermanamiento gallego-latinoamericano que hizo derretirse a más de uno. El diablo en el cuerpo y El invierno porteño de Las cuatro estaciones porteñas de Astor Piazzolla pusieron la guinda a esta –solo en duración, que no en impresión- larga primera parte.
Antes de este estreno, interpretaron una versión del propio Flores sobre el Aria de la Bachiana brasileira nº 5. Obra sometida a mil y un arreglos, fue interpretada brillantemente por Flores, elevando el argentino sonido de su trompeta sobre la más idónea discreción de la orquesta. Y es que quizás el sonido del instrumento solista sea demasiado brillante e incisivo para el carácter de nocturno de una obra pensada por su autor para soprano y conjunto de violonchelos.
Pasado el descanso, la RFG y Hernández Silva tomaron el mando. De entrada, con la suite sinfónica arreglada por E. Kleiber sobre Redes, una obra maestra de la música cinematográfica escrita por el mexicano Silvestre Revueltas. El maestro venezolano hizo con Real Filharmonía una excelente versión llena del dramatismo propio de la suite y del filme al que aportó base sonora.
Y como final – digno y apoteósico colofón de tan espectacular concierto- las tres Danzas del ballet Estancia, que fueron tocadas con el carácter que corresponde a cada una de ellas, desde la tranquila alegría de la Pequeña danza inicial y la serenidad de la Danza del trigo a la espectacularidad orquestal de la Danza final, malambo, cuya frenética rítmica estuvo siempre llena de una soberbia flexibilidad.
Fue un concierto de los que hacen afición por su espectacularidad y facilidad de audición. Los abonados de sábado de la OSG tuvieron así ocasión de vivir la calidad de la orquesta vecina y hermana. Y también comprobaron que la excelencia no excluye tamaños ni está reñida con la más viva y alegre entrega en la interpretación.
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