La soprano malagueña Berna Perles será la protagonista del Concierto Extraordinario de Año Nuevo con la Orquesta Filarmónica de Málaga bajo la batuta de su titular, Manuel Hernández-Silva, en el que interpretará algunas páginas opereta y zarzuela. Será el próximo día 3 de Enero en el Teatro Cervantes de Málaga.
Berna Perles
Nace en Málaga, donde obtiene el Título Superior de Canto en el Conservatorio Superior de Música de Málaga con Matrícula de Honor y Premio Extraordinario Fin de Carrera. Cursa un postgrado en el Conservatorio Santa Cecilia de Roma y completa su formación en el Opera Studio de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia. Amplía sus estudios en Viena con la mezzosoprano Glenys Linos. Ha recibido clases magistrales de Renata Scotto, Mirella Freni, Mariella Devia, Teresa Berganza, Monserrat Caballé, Isabel Rey y Carlos Álvarez.
Ha sido premiada en numerosos certámenes y concursos de canto: Primer Premio de Juventudes Musicales de España; Primer Premio de la Muestra de Jóvenes Intérpretes de Málaga (2009); Finalista del Concurso Internacional de Canto Manuel Ausensi (2010); Finalista del Concurso Internacional de Canto Villa de Colmenar Viejo; Finalista del Concorso Lirico Internazionale Umberto Giordano (2012); Tercer Premio del Concurso Internacional de Canto de Logroño (2013); Finalista del Concurso Internacional de Canto Francesc Viñas (2014); Primer Premio y Premio del Público en el XIII Concurso de Nuevas Voces de Sevilla, Semifinalista de Concurso de Canto de Portofino (2016); Ganadora del I Concurso de Ópera Mozart de Granada y Primer Premio del Concurso de Canto de Logroño (2017).
Su trayectoria profesional le ha llevado a actuar, tanto en ópera como zarzuela y recitales líricos, en el Teatro dell’Opera y Auditorio Santa Cecilia de Roma, Konzerthaus de Viena, Teatro Comunale de Bologna, Opéra Royal de Versailles, Le pin galant de Mérignac, Palais des Festivals et Congrès de Cannes, Théâtre de Sète, Teatro Avenida de Buenos Aires, Teatros del Canal, Palau de la Música Catalana, Auditorio Nacional, Cervantes de Málaga, Principal de Zaragoza, Bretón de Logroño, Principal de Alicante, Gran Teatro de Córdoba o Manuel de Falla de Granada y ha cantado bajo la batuta de Dominique Rouis, Martin Mázik, Lorenzo Mariani, Edmon Colomer, John Axelrod o Manuel Hernández Silva y bajo la dirección escénica de Lindsay Kemp, Emilio Sagi, William Orlandi o Riccardo Canessa.
Berna ha interpretado, entre otros, los roles de Erste Dame y Pamina (Die Zauberflöte), Contessa y Marcellina (Le nozze di Figaro), Bastienne (Bastien und Bastienne), Donna Anna y Donna Elvira (Don Giovanni), Gilda (Rigoletto), Anna Bolena, Giulietta (Capuletti e Montecchi), Adina (L’elisir d’amore), Musetta y Mimì (La bohème), Liù (Turandot), Juliette (Roméo et Juliette), Micaela (Carmen), Costanza (L’isola disabitata). En zarzuela ha interpretado los roles de Ascensión (La del manojo de rosas), Carolina (Luisa Fernanda), Katiuska, y Marola (La tabernera del puerto). En el campo sinfónico y oratorio ha interpretado El Mesías (Haendel), Stabat Mater (Pergolesi), Requiem de Mozart, Fauré y Verdi, Elijah (Mendelssohn), Novena Sinfonía (Beethoven), Misa de la Coronación (Mozart) y Carmina Burana (Orff).
Entre sus recientes y próximos compromisos destacan Micaela en Sevilla con John Axelrod, recitales en el Festival de Música Española de Cádiz, el Teatro de la Maestranza, Festival de la Cueva de Nerja, Festival Internacional de Música y Danza de Granada y Fiordiligi con la Orquesta Ciudad de Granada y en el Teatro Cervantes de Málaga bajos las batutas de Andrea Marcon y Manuel Hernández-Silva, así como sus próximos debuts en el Teatro de la zarzuela, Ópera de Oviedo y Teatro del Liceo de Barcelona. Ha participado en la grabación de un CD de dúos, junto al barítono Carlos Álvarez, bajo el sello DN Records.
El prodigioso pianista francés Alexandre Kantorow ha sido incluido en los «Chocs de l’année 2017» de la revista francesa Classica Magazine por su disco Á la russe, su tercer registro fonográfico, el segundo en BIS Records. Este es su primer disco en solitario, previamente había grabado un disco de sonatas francesas para violín y piano con su padre, el egregio violinista y director Jean-Jacques Kantorow, que sería a su vez el director en el segundo disco, dedicado a los Conciertos de Liszt con la Tapiola Sinfonieta; y en breve saldrá un nuevo registro dedicado a los conciertos nº 4 y 5 de Saint-Saëns.
Entre los galardonados de este año, acompañan a Alexandre Kantorow artistas de dilatadas trayectorias como Christian Zimmermann, Sir Elliot Gardiner, y otros también jóvenes como Isabelle Faust o Rafal Blechacz. El disco ya había sido incluido entre los «Chocs du mois» en el número de Junio.
Alexandre Kantorow, que ya se ha presentado en España en el Ciclo de Jóvenes Pianistas de Scherzo y en el Memorial Rafael Orozco de Córdoba, debutará próximamente con la Real Filharmonía de Galicia, bajo la batuta de Jonathan Webb; y se presentará con dos recitales en la Fundación Juan March de Madrid. Nacido en 1997 Alexandre Kantorow comienza a estudiar piano a la edad de cinco años. Tras recibir enseñanzas de Pierre-Alain Volondat, prosigue sus estudios en la Schola Cantorum de Paris en la clase de Igor Lazko. Recibe también los consejos de otros maestros tales como Jacques Rouvier, Jean-Philippe Collard, Georges Pludermacher, Théodore Parashivesco y Christian Ivaldi, y finalmente ingresa en el Conservatorio Superior de París con Frank Braley. Tras obtener varios primeros premios en concursos internacionales y debuta con Haruko Ueda en el festival de Taverny, con su padre Jean-Jacques Kantorow en el Festival de la Vézère y con varias orquestas como la Orchestre de Chambre de Bordeaux, l’Orchestre Symphonique d’Orléans, y la Orchestre de Kaunas en Lituania.
Así, como quien no quiere la cosa, han pasado diez años de la puesta en marcha de este proyecto personal que es la agencia de representación artística, ACM Concerts. Como todos, como en todo, ha habido momentos mejores y peores, pero, echando la vista atrás, no sé si por la selectividad de nuestra memoria o porque las alegrías suelen superar a la penas, los momentos que me vienen a la mente son los buenos, que los ha habido, muchos de ellos excelentes.
Pero hubo también momentos difíciles: dando nuestros primeros pasos se nos vino encima una de las crisis más brutales que se recuerdan, una crisis global que, lejos de haberse superado, nos está conduciendo a un nuevo paradigma. Se redujeron las programaciones, se revisaron los cachés, incluso muchas instituciones y empresas culturales tuvieron que cerrar sus puertas o reconvertirse significativamente. Fue como un terremoto que sacudió hasta los cimientos todo el edificio de la industria cultural, a todos los que, cada uno en su lugar, formamos parte de esta profesión que llamamos el ‘show business’.
Y me complace constatar como a base de esfuerzo, constancia, trabajo duro y perseverancia, nos hemos ido abriendo un hueco y encontrando nuestro lugar al sol. Incluso nos hemos internacionalizado y hemos empezado a trabajar fuera del que inicialmente era nuestro territorio natural, el mercado español, para empezar a plantar semillas en otros países de todos los continentes. Eso hace que esta celebración sea un excelente momento para dar las gracias a todos aquellos que nos han acompañado en este trayecto, tanto artistas -lo que están y los que ya no están- como promotores y programadores, sin unos y otros esto habría sido imposible.
Naturalmente no siempre hemos estado a la altura de las expectativas de algunos -supongo que es fácil decepcionar en esta profesión-; otras veces en cambio nos han agradecido más allá de nuestro méritos. Unos artistas se han ido y otros han llegado, y a lo largo de ese proceso de decantación, se ha configurado una lista de artistas de la que nos sentimos muy orgullosos. Lo que no ha cambiado un ápice es nuestro compromiso por defender y desarrollar de la mejor manera posible la carrera de cada uno de ellos.
Alicante, sábado 14 de octubre de 2017. ADDA. Julien Bourgeois y Xavier Eguillor, timbales. Orquesta Nacional de España. Manuel Hernández-Silva, director. George Gershwin, Obertura cubana. Philip Glass, Concerto Fantasy for two Timpanists and Orchestra. Dimitri Shostacovich, Sinfonía nº 12 ‘Año 1917’. Temporada sinfónica 2017-18 del ADDA. Entradas agotadas. Publicado en mundoclasico.com el 23 de Noviembre de 2017
La temporada sinfónica 2017-18 del Auditorio de la Diputación de Alicante se inauguró con un concierto de la Orquesta Nacional de España (ONE) dirigida por primera vez por Manuel Hernández-Silva, actual director titular de la Orquesta de Málaga. Para su debut con la ONE el director hispano-venezolano diseñó un brillante programa con tres obras del siglo XX, todas ellas de compositores ‘periféricos’. La Sinfonía ‘Año 1917’ (1961) de Shostacovich era nueva en los atriles de la ONE al igual que el Concerto Fantasy (2000) de Glass, que se ofrecía en lo que merecería llamarse una producción valenciana.
Hernández-Silva es el director ideal para la deslumbrante Cuban Overture (1932), que une un sutil y respetuoso tratamiento de la música popular caribeña con una no menos sutil escritura orquestal. La interpretación de la Obertura requiere tanto un depurado sentido rítmico como un fino oído tímbrico que deben ser acompañados por un conocimiento y reconocimiento del material melódico, que proviene de las más diversas fuentes entre las que se cuenta el genial Xavier Cugat.
Foto de Basilio Martínez
En las antípodas de Gershwin se sitúa Shostacovich, otro compositor enamorado de la percusión que integró como nadie en el sonido de la orquesta, amante de los contrastes más violentos y dueño de los mejores instrumentos retóricos. Gershwin y Shostacovich fueron dos artistas privilegiados que demostraron su infalibilidad cuando de encontrar flores en un vertedero se trata, pero también cuando hay que dar visibilidad al estiércol en un jardín francés. El discurso musical de ambos puede llegar a convertirse en un laberinto en el que resulta fácil perderse, pues es proclive a perderse en los excesos tanto dinámicos como tímbricos. Curtido en la sabiduría de la tradición interpretativa vienesa, Hernández Silva hace caso omiso de estas ‘tentaciones de la carne’ a la vez que se deja seducir por la emoción y sensualidad sin límites de la Sinfonía 1917, una de las más ariscas de Shostacovich, firme candidato a convertirse en «el Mozart del siglo XX».
Philip Glass, otro maestro de la escritura orquestal, se parece más a Rossini, de quien parece ser descendiente directo. Al igual que Rossini, el discurso de Glass parece dirigirse exclusivamente a las emociones, desentendiéndose de normas retóricas y cuestiones programáticas, e ignorando cualquier aspiración culturalista, psicologista, sociologista, … y/o pedantista. Su música fluye con absoluta naturalidad y consigue emocionar a sus oyentes (que se fascinan o irritan, pero no son capaces de quedar indiferentes). Su Concierto Fantasía para timbales lleva al límite estos procedimientos afectivos utilizando como vehículo los inmensos requerimientos atléticos y virtuosos que exige a los intérpretes, a los cuales lleva a la extenuación. Extenuados finalizaron Bourgeois y Eguillor, quienes literalmente ‘sudaron la camiseta’, si bien el brillo del sudor que empapaba sus caras quedaba amortiguado por el fulgor de las miradas cómplices que se intercambiaban durante una interpretación que sólo se puede calificar de excelsa. En esta ocasión Hernández Silva ejerció de catalizador, hizo posible el milagro y consiguió pasar desapercibido en medio de la espectacular reacción química que se producía sobre el escenario.
Tenía un gran interés por escuchar a la Orquesta Nacional en una acústica distinta a la del Auditorio Nacional para así poder testar el alcance del trabajo de su nuevo director titular, David Afkham, que está siendo celebrado sin ambages por la crítica musical madrileña. Es indiscutible que en el último año la ONE ha progresado en todos los sentidos. La buena disciplina de trabajo repercute en la satisfacción de los profesores de la orquesta, en su identidad como colectivo y en la aspiración a un sonido identitario. Con un director tan comunicativo y poderoso como Hernández-Silva la ONE se encuentra cómoda y da lo mejor de sí misma. En Alicante fueron merecedores de las cariñosísimas ovaciones de un público que había agotado las entradas con semanas de antelación. La ONE está en el buen camino pero le queda mucho camino para llegar a su meta: entrar en el club de la excelencia sinfónica. Los metales conservan rastros de su característica rudeza, las maderas están cerca pero aún no han alcanzado la magia del empaste y el sonido de las cuerdas dista de la prístina transparencia que caracteriza a las grandes formaciones y que han perdido -si es que alguna vez la tuvieron- muchas orquestas que siguen compitiendo en la liga de campeones sin que casi nadie se atreva a decir que «el rey está desnudo».
El tenor Enrico Iviglia vuelve a meterse en la piel del Conde de Almaviva, de El Barbero de Sevilla de Rossini, en el Teatro de Ópera de Sassari, con produccion del Teatro Verdi de Trieste y dirección musical de Giulio Plotino. Las funciones son el 17 y 19 de Noviembre. A continuación se le podrá ver junto a la Orquesta Filarmónica de Málaga en el Concierto de Navidad en que se interpretará el Mesías de Händel, versión de Mozart, junto a Isabel Monar, Marta Infante y Thomas Laske.
Enrico Iviglia
Tenor lírico-ligero, graduado en el conservatorio G. Verdi de Turín bajo la dirección de la profesora S. Moyso, se ha perfeccionado con el Maestro Scherman Lowe y el tenor Raúl Giménez. Ganador de importantes concursos como el del Rossini Opera Festival en 2005, con el debut de Cavalier Belfiore en Il Viaggio a Reims, bajo la dirección artística de A. Zedda. También en 2005 fue ganador del primer Concurso Internacional F. Alfano, y obtuvo el papel del Conte d’Almaviva. En 2006, ganó el 60° concurso para jóvenes cantantes líricos que tuvo lugar en el Teatro Experimental de Spoleto A. Belli presidido por la célebre soprano R. Kabaivanska.
Se ha exhibido en los principales escenarios italianos como la Scala de Milán, Opera de Roma, Regio de Turín, Fenice de Venecia, el San Carlo de Nápoles, el Carlo Felice de Genova, Teatro Grande de Brescia, Verdi de Trieste, Caio Melisso y Nuovo de Spoleto; Comunale de Firenze; Vittorio Emanuele de Messina, Rossini Opera Festival 2005-2007-2008, Malibran de Venezia, Comunale di Piacenza, Reggio Emilia, Modena, Rossini de Lugo, Verdi de Busseto, Alfieri de Asti o Comunale di Sassari; así como en la Ópera de cámara di Ingolstadt, Tirolen Landen Theater de Innsbruck, Opéra Saint Moritz, Teatro Real de Madrid, Opèra da Chambre de Ginebra, así como en dos giras por los principales teatros de Japón.
En cuanto a su repertorio, Enrico Iviglia ha cantado los principales roles de Rossini, tales como Liebenskoff, Don Luigino y Cavalier Belfiore, de Il Viaggio a Reims; Lindoro, de La Italiana en Argel; Almaviva, de Il Barbiere di Siviglia; Rodrigo, Lucio y gondolero, de Otello; Narciso, de El Turco en Italia; Don Ramiro, de Cenerentola; Condulmiero de Mahometto II, Don Eusebio, de L’Occasione fa il ladro, o Giove, de Le nozze di Teti e di Peleo; así como Gastone de La Traviata; Nemorino de Elissir de Amore; Tebaldo, de I Capuleti e i Montecchi; o Ferrnado de Cosí fan tutte.A las órdenes de Riccardo Mutti cantó Don Álvaro de I Due Figaro de Mercadante en Rávena y Salzburgo.
En sus inicios debutó Stregone y Marinaio de Dido and Aeneas; el padre en Ciottolino, cuento musical de L. Trecate; Ecclittico en Il Mondo della Luna de G. Paisiello; Liscione en la farsa La Dirindina de D. Scarlatti, o Il Podestà en La Finta Giardiniera. Desarolla también una intensa actividad concertística con obras como Mesías de Händel, Misa e Si m de Bach, Jephte de Carissmi, Rejoice in the Lamb de Britten, o la Pequeña Misa Solemne de Rossini. Ha trabajado bajo las órdenes de Abbado, Campanella, Dantone, Kuhn, Mazzola, Noseda, Palumbo, Renzetti, Zambelli, Zedda, etc. Entre los directores de escena destacan Carsen, Del Monaco, Hampe, Juri, Landi, Morassi, Michieletto, Pizzi, Ronconi o Sagi.
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