Refiriéndose a esta imponente sinfonía, el propio Mahler llegó a decir a su amiga la violista Natalie Bauer-Lechner que en ella «pretendía construir un mundo (sonoro) con todos los medios técnicos a su alcance». «Lo que quiero expresar es cambiante, siempre nuevo, y ese propio contenido determina su forma», añadía. Este pensamiento ha sido el motor y guía que ha determinado el gran trabajo de montaje que ha realizado el maestro caraqueño Hernández Silva. Desde el grandioso y programático himno a cargo de las trompas que abre el primer movimiento, la exposición de cada una de sus partes fue encaminada en acentuada progresión expresiva al momento cumbre de su mensaje, cual es el Lento, tranquilo y hondamente sentido tiempo final.
Tal planteamiento fue una de las claves de la bondad estética de este concierto. Cada una de las secciones instrumentales de la orquesta, de modo singular la percusión, se entregaron absolutamente a los dictados de su titular, constituyendo el otro elemento causal de la admirable construcción musical alcanzada con esta obra, en la que Hernández-Silva demostró su sólida formación, mezcla de la mejor tradición vienesa con el espíritu y sentir latinos naturales de su origen hispanoamericano. La tensión del gesto fue el modo con el que expresó un primer tiempo, bien decidido en su cuidada medida, que sirvió como desencadenante efecto espectral de su compleja sonoridad.
Con un calmo y contenido discurso determinó la esencia combinatoria de los dos temas que contiene el segundo, dejando una plácida sensación. Del tercero hay que realzar la excelente intervención del solista Ángel San Bartolomé en su solo de fliscorno, que sustituía la post-horn (trompa postal) original, convertido en catalizador emocional de este movimiento, desde una unívoca colaboración con el podium. En el cuarto fue María José Montiel quien brilló con el lirismo canoro que proyectó sobre los zoroástricos versos de Friedrich Nietzsche, que expresan un eterno e infinito anhelo de gozo. Una gran conjunción coral se pudo apreciar en el quinto movimiento, debiéndose así de resaltar el excelente trabajo realizado por Salvador Vázquez y Narciso Pérez del Campo con sus respectivos coros. Hernández Silva alcanzó un verdadero estado de gracia en el último tiempo, sabiendo condensar todas las emociones de trascendente y profana religiosidad que quería transmitir Mahler en su música.
El último concierto de la presente temporada de la Orquesta Filarmónica de Málaga ha traído a los atriles nada más y nada menos que la Sinfonía nº3 de Gustav Mahler. Una suculenta prueba de fuego para músicos y, especialmente, para su actual director musical que recientemente ha renovado su titularidad ante la misma por otros dos años. No en vano, Manuel Hernández Silva está desarrollando una labor que, como sucediera en sus recordados años al frente de la Orquesta de Córdoba, puede matizarse en un sentido o en otro pero ante la que no cabe duda de que responde a un trabajo cualitativa y cuantitativamente bien hecho.
Resulta significativo el contraste de la prestación del conjunto malagueño entre el concierto de presentación del mismo Hernández Silva hace más de tres años (que por cierto incluía los Kindertotenlieder) con el que comentamos, revelando una notable evolución en cuanto a mero sonido. Aquí convenció por ese sutil juego de texturas, tan mahleriano por otra parte, que ya fuese densamente sinfónico o camerístico, demostró el acreditado conocimiento de este repertorio por parte del director hispanovenezolano. Y particularmente por esa capacidad para ir graduando una in
tensidad que, en cualquier caso, siempre estuvo a flor de piel y que desde luego desembocó en un movimiento final tan hermoso como rotundamente expresivo. En este sentido no hubo freno de mano, si se nos permite la expresión, en esta apuesta decididamente valiente y para nada conservadora que indudablemente tenía su riesgo. No encontramos esos atisbos de calculada contención o sobreprotección que son usuales cuando los intérpretes son conscientes que la obra les excede y en consecuencia asistimos a un Mahler con mayúsculas, en absoluto mediocre.
Por su parte, María José Montiel supo resaltar las principales virtudes de su voz (homogeneidad, proyección y color) al tiempo que disimular sus defectos (dificultades con el estilo, falta de idiomatismo, afectación…). El Coro de Ópera de Málaga y la Escolanía Santa María de la Victoria actuaron con pulcritud y entrega, al igual que unos músicos de la Filarmónica de Málaga que, pese a la – hasta cierto punto comprensible – irregularidad en el nivel de las prestaciones solistas, sin duda estuvieron a la altura de la obra.
Manuel Hernández-Silva dirige la ‘Sinfonía nº 3’ de Mahler con la Filarmónica de Málaga
14 de junio de 2017. Por Alejandro Fernández, CODALARIO
Como sabrán la Filarmónica de Málaga, más de un cuarto de siglo después, sigue sin el escenario ideal para poder realizar conciertos. Cuando hace un par de semanas escuchábamos la Quinta sinfonía de Bruckner de la mano de uno de sus grandes especialistas como es la batuta del madrileño Carlos Domínguez percibimos la misma mixtura de sentimientos entre pudor y asqueamiento, entre náuseas y falta de miras. Esta orquesta no merece ese trato por parte de las administraciones que las sostienen, pero una de las consecuencias de tanto formato bidimensional colgado es la realidad que vive y va a seguir viviendo la OFM en el horizonte más cercano. Especular con el arte sólo genera propaganda para beneficio de muy pocos.
Ha transcurrido más de una centuria del estreno de la Sinfonía nº 3 en re menor, de Gustav Mahler y da la impresión que continúa despertando la misma vehemencia e indiferencia en el auditorio. Manuel Hernández-Silva, titular de OFM también apostó, como en su día hizo Edmon Colomer, por el gran sinfonista de la escuela vienesa en el colofón de la temporada. Colomer la Segunda y Hernández-Silva la particular visión de la Creación que atesora la Tercera sinfonía. Mahler es uno de fuertes del director venezolano, e incluso podemos ir más allá al afirmar que está batuta es la gran embajadora de la escuela vienesa en nuestro país. A lo ya escrito nos remitimos, cada vez que el maestro aborda este pilar del repertorio queda ridículo el reconocimiento que supone el aplauso unánime del público. En el consciente colectivo aún continúan fijados dos referentes hasta llegar a esta tercera mahleriana; por un lado el trabajo expuesto por Bernard Haitink en los PROMS londinenses pasados junto a la London Symphony Orchestra (cómo no recordar también aquella impecable retransmisión guiada por Pérez de Arteaga desde Radio Clásica); y en un ámbito local, la inolvidable versión de la Sinfonía “Resurrección” y la OFM con el entonces titular Edmon Colomer.
La Creación de Mahler
Entre La Creación de Haydn y la Sinfonía en re menor mahleriana no sólo transcurre la centuria que las separa, también concurre la evolución de una escuela y la singularidad de dos decisivos discursos musicales. El bohemio supone también el nexo imprescindible entre un período y otro. Mahler en su particular visión de la Creación -plagada de angustias y preguntas sin respuestas- dibuja un escenario ascendente, no falto de sentido ascético. Hernández-Silva se valió de dinámicas contrastadas, pulso enérgico y acentuado sin menoscabo de remansos suspendidos como el Cómodo, scherzando del tercer tiempo. Cada movimiento formarían esferas dentro de un universo más amplio, la extensión del primer tiempo frente a la divina recreación del Lento final lo atestiguan. Ciento cuarenta y tres minutos de música en estado puro.
El reencuentro con el Coro de Ópera, y concretamente con las cuerdas femeninas del mismo no nos ha decepcionado. Trabajo medido y plegado a las sutilezas de la partitura gracias al esfuerzo de Salvador Vázquez, director de la formación coral que ha sabido aflorar una mayor calidad e intención vocal. Salvador Vázquez, a quien entrevistamos en exclusiva para Codalario el otoño pasado, debuta este próximo dieciséis en el podio de la Orquesta de Radio Televisión Española en el marco de los galardonados en el Concurso Permanente que organiza Juventudes Musicales de España. La Escolanía de Santa María de la Victoria que dirige Narciso Pérez del Campo cerraba el capítulo coral demostrando, una vez más, la intención del maestro y la ilusión que siempre transmite a sus jovencísimos cantores.
Otro de los pilares fijados por Hernández-Silva ha sido la apuesta por la mezzo española María José Montiel. Escuchar a la artista es siempre garantía de buen hacer independientemente de la plaza o el auditorio. Tal ha sido el grado de implicación de esta voz que incluso la emoción se asomaba en sus ojos en la segunda interpretación ante el auditorio del viernes. Entre la lectura del jueves y el viernes apenas diferencias quizás, tal vez, mayor serenidad en la última cita pero en cualquier caso un ejemplo de maestría en la forma y en la técnica.
Y finalmente, el conjunto, una orquesta especialmente recrecida con otros profesionales y futuros instrumentistas estratégicamente dispuestos por la batuta de Hernández-Silva. Pero si algo de inmenso tiene además la Tercera de Mahler son los vasos comunicantes que se establecen entre secciones como la introducción inicial de las ocho trompas o las distintas intervenciones solistas especialmente reseñables la concertino Andrea Sestakova; el papel concertante del fliscorno de Ángel San Bartolomé o en la percusión los dos timbaleros de la OFM Leopoldo Saz y Serguei Trishankov.
Concluye la temporada con el horizonte de una Sexta Sinfonía de Mahler en el cartellone de la Orquesta Filarmónica de Málaga para la próxima y la miseria de una programación que nuevamente vuelve a tener el mismo escenario que no por impropio, indigno, pero que ha agotado ya su ciclo.
Tras presentar la nueva temporada de abono 2017/18 con gran acogida de los medios, Manuel Hernández-Silva clausura su tercera temporada como Director Titular y Artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga con sendos programas que contarán con la participación de Juan Pérez Floristán y María José Montiel como solistas, esta semana y la que viene, respectivamente. En el atril, el Concierto para piano nº 21 de Mozart y la 2ª Sinfonía de Schumann para los dos conciertos de esta semana, y la 3ª de Mahler para la siguiente.
Hernández-Silva se ganó a público y crítica desde su llegada a Málaga con programaciones variadas y atrevidas que profundizan en la memoria sonora de la orquesta al tiempo que se abren a nuevos repertorios; combinando la presencia de figuras consagradas internacionalmente con directores y solistas españoles y una decidida apuesta, marca de la casa, por el talento local; aumentando año tras año el número de abonados; asumiendo una gran responsabilidad en acciones sociales y divulgativas; estrechando lazos con otras instituciones culturales; aumentando la presencia y visibilidad de la OFM en la ciudad y la provincia; y obteniendo reconocimiento general por la senda de excelencia artística que ha tomado la orquesta bajo su dirección, lo que le ha valido una renovación anticipada de su contrato que prolonga su presencia al frente de la formación hasta el verano de 2020.
Manuel Hernández-Silva, director
Se graduó en el conservatorio superior de Viena con matrícula de honor en la cátedra de los profesores Reinchard Schwarz y Georg Mark. En el año de su diplomatura ganó el concurso de dirección Forum Jünger Künstler convocado por la Orquesta de Cámara de Viena, dirigiendo a esta formación en la Konzerthaus de la capital austríaca.
Ha dirigido en grandes festivales internacionales y es un habitual invitado de las orquestas españolas y extranjeras. Ha sido director titular de la Orquesta de Córdoba, director principal invitado de la orquesta Simón Bolívar de Caracas, con la que trabajó intensamente durante más de cinco años, y director musical de la Orquesta Joven de Andalucía. Actualmente es director titular y artístico de la orquesta Filarmónica de Málaga. El maestro Hernández Silva ha desarrollado una intensa actividad docente, impartiendo cursos internacionales de dirección e interpretación, así como numerosas conferencias. Todo ello le ha valido el reconocimiento de los músicos con los que ha trabajado, el del público y el de la crítica especializada.
Ha actuado como director invitado con la WDR Sinfonieorchester, Sinfónica de Viena, de la Radio de Praga, Sinfonie Orchester Biel Solothurn, Rheinische Philharmonie, Sinfónica de Israel, Orquesta Sinfónica de Wuppertal, Filarmónica Janacek, Filarmónica de Seúl (Corea), Nord-Tchechische Philarmonie, Sinfónica de Karlsbad, Filarmónica de Olomouc, Orchestre de Mulhouse, Sinfónica de Puerto Rico, Nacional de Chile, Sinfónica de Venezuela, Filarmónica de Bogotá, Sinfónica Nacional de México, Municipal de Caracas o Sinfónica Simón Bolívar (Venezuela). En España ha dirigido a la Real Filarmonía de Galicia, Orquesta Ciudad de Granada, Oviedo Filarmonía, Orquesta de Extremadura, Sinfónicas de Murcia, Vallés, Bilbao, RTVE, Tenerife, Castilla y León, Principado de Asturias (OSPA), Comunidad de Madrid, Navarra, de Barcelona i Nacional de Catalunya, de Euskadi, Balears o Filarmónica de Gran Canaria o Filarmónica de Gran Canaria, y tiene previsto su debut en la Orquesta Nacional de España en la temporada 17/18.
Manuel Hernández-Silva afronta este próximo lunes, 17 de Abril, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, su último concierto al frente de la Orquesta Joven de Andalucía como Director Musical, con un programa que incluye la Suite del ballet Estancia, de Ginastera, Danzas Fantásticas, de Turina, y Obertura Cubana y Un Americano en París de Gershwin.
Renovación en Málaga
En una intensa semana en que se hizo pública su renovación como Director Musical y Artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga hasta 2020, y en la que dirigió dos conciertos del Requiem de Brahms con Juanita Lascarro y Thomas Laske, la Junta de Andalucía ofreció una rueda de prensa para anunciar el final de etapa de Hernández-Silva como Director Musical de la OJA. Hernández-Silva ha expresado su profundo agradecimiento a todos los responsables de la joven orquesta por la confianza depositada en él y por la oportunidad que se le dio de desarrollar una de las tareas que le resulta más grata como es trabajar con los jóvenes. “La OJA -ha comentado- ha sido una de las experiencias más reconfortantes y hermosas de mi vida profesional.» A pesar de ello, entiende que es el momento de cerrar esta etapa y dar paso a nuevos proyectos que continúen contribuyendo al desarrollo artístico de la Joven Orquesta. A continuación Hernández-Silva vuelve a la Filarmónica de Málaga para dirigir al virtuoso violinista Svetlin Roussev interpretando la Sinfonía Española de Lalo en dos conciertos en el Teatro Cervantes y otro en el Villamarta de Jerez.
El maestro Manuel Hernández Silva renueva su contrato con la OFM hasta el 30 de junio de 2020.
El pasado mes de Diciembre de 2016, la Orquesta Filarmónica de Málaga, participada por el Excmo. Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía, decidió, por unanimidad de su Junta General, renovar el contrato del maestro Manuel Hernández-Silva como Director Titular y Artístico.
Hernández-Silva accedió al cargo en Septiembre de 2014 y tenía contrato en vigor hasta Junio de 2018, pero las autoridades han decidido su renovación mucho antes del vencimiento “por el gran nivel artístico que ha alcanzado la Orquesta, por su especial conexión con el público así como la vitalidad y entusiasmo que transmite tanto al público como a los profesores de la Orquesta en todas sus actuaciones públicas”.
El permanente reflejo en la prensa de la progresión de la calidad de la orquesta, así como el nuevo marco de relaciones con otros agentes culturales de la ciudad y de la comunidad autónoma, han convencido a la dirección de la institución de la necesidad de una “renovación con la que esperamos continuar con la estabilidad artística propiciada desde la llegada del maestro Manuel Hernández-Silva, así como, seguir creciendo en proyectos artísticos bajo su titularidad”.
El Maestro Hernández-Silva fue también Director Titular y Artístico de la Orquesta de Córdoba, de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, de la Orquesta Joven de Andalucía, y Director Principal de la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela. En la actualidad dirige asiduamente orquestas españolas e internacionales.
Santiago de Compostela, jueves 23 de marzo de 2017. Auditorio de Galicia. Amaury Coeytaux, violín. Real Filharmonía de Galicia. Manuel Hernández-Silva, director. Edvard Grieg: Sinfonía en Do menor. Piotr Illich Chaikovski: Concierto para violín en Re mayor, op. 35. Asistencia: 95%.
Cada vez que el hispanovenezolano Manuel Hernández-Silva (Caracas, 1962) viene a dirigir la Real Filharmonía hay motivo de alegría. Él conoce la fórmula para hacer que la orquesta toque con entusiasmo, y a la vez que ese entusiasmo nunca ensucie el sonido; además siempre propone cosas nuevas, aunque la pieza en atriles sea archiconocida. En esta ocasión, por contra, la obra que abría el cartel –la Sinfonía en Do menor de Edvard Grieg- era primicia en el repertorio de la orquesta; de modo que tampoco le importó ceder el protagonismo de la noche al violinista que actuó en la segunda parte.
En las anónimas notas del programa de mano se cuenta que Grieg, tras la primera audición de la obra, previno a su editor ante cualquier posterior interpretación pública de esta Sinfonía (compuesta a los veinte años de edad). Con buen criterio, no sólo en comparación con lo que vino después, sino porque la partitura merece ser desenpolvada únicamente como curiosidad. Es cierto que Grieg cursó con aprovechamiento sus estudios en Leipzig y que aprendió el oficio escuchando a Schumann y Mendelssohn; pero la obra ni se acerca a la de esos maestros.
Los dos temas del primer tiempo desde luego apuntan maneras del lirismo que conoceremos después, pero sólo las apuntan, en medio de un desarrollo largo, tedioso y repetitivo. Los otros tres movimientos son más concisos, con el único estímulo musical de que el scherzo –algo machacón y ruidoso- se corona con una coda. La pieza fue elección de Hernández-Silva, entre otras cosas porque se ajusta a la plantilla de la Real Filharmonía, y la defendió con convicción (y sudando la gota gorda, pero la orquesta le siguió como un solo hombre), gracias a un pulso rayano en lo milagroso que no dio un solo compás por perdido.
Tampoco el francés Amaury Coeytaux (Burdeos, 1984) debutaba en el Auditorio de Galicia. Y si en ocasiones anteriores no defraudó, esta noche dejó a todo el mundo con la boca abierta. A estas alturas, a cualquier violinista que se atreva con el Concierto de Chaikovski se le da por supuesta una técnica infalible –y Coeytaux no iba a ser la excepción-, pero lo que no es normal –y menos a su edad- es que la exhiba con la madurez y el aplomo de un concertista que sabe ir más allá de la pirotecnia; además, Coeytaux presenta una afinación absolutamente impecable (por algo sirve como concertino en la Orquesta Filarmónica de Radio Francia) y la rara cualidad solista de saber escuchar a la orquesta que le acompaña (ahí está su dedicación también a la música de cámara).
Añádase a ello la naturalidad del fraseo de Coeytaux, y el irresistiblemente dulce sonido de su Guadagnini. Y la personalidad de Hernández-Silva, que no se resigna al papel de comparsa y confronta a la orquesta con el solista en los tres bien diferenciados ambientes de los movimientos de esta pieza: rotundidad y limpieza en el primer tiempo, con una orquesta brillante en sus tutti y con un Coeytaux dando los sobreagudos de la cadencia justo en el centro de la nota; un pianissimo de ensueño por ambas partes en la célebre “Canzonetta”; y un auténtico elogio de la semigarrapatea correteadora en el finale, porque Coeytaux impuso una velocidad por encima del vértigo, pero se escucharon todas y cada una de las notas (también las de los cortes consuetudinarios) tanto en el violín como en la orquesta.
¿Hace falta referir el delirio del público? Pues eso, que vuelvan pronto. Los dos.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.
Cookies de terceros
Esta web utiliza Google Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares.
Dejar esta cookie activa nos permite mejorar nuestra web.
¡Por favor, activa primero las cookies estrictamente necesarias para que podamos guardar tus preferencias!