Pacho Flores (trompeta) – Christian Lindberg (director y trombón) – Israel NK Orchestra – Auditorio de la Diputación de Alicante – 14 de Noviembre de 2018. Obras de Edvard Grieg, Christian Lindberg, Leopold Mozart y Jean Sibelius.

Calificación: ****

JOSÉ ANTONIO CANTÓN – EL MUNDO – 16 NOV. 2018

La tercera cita del ciclo de conciertos sinfónicos del Auditorio de la Diputación de Alicante estuvo marcada por la presencia de dos de los más importantes intérpretes de instrumentos de metal existentes actualmente en el panorama internacional: el trompetista venezolano Pacho Flores y uno de los mejores trombonistas de la historia, el sueco Christian Lindberg. Para disfrutar de su arte, hubo una notable afluencia de estudiantes entre el público, ávidos de experimentar las características cuasi-milagrosas de su técnica, que pudiéramos llamar fractal en velocidad de articulación, precisión de adornos y dilatado sentido expresivo, que en ellos se encuentran en una dimensión inimaginable.

Se presentaban con la Israel NK Orchestra, formación residente en la ciudad costera de Netanya, que viene realizando una labor de difusión muy importante en las zonas periféricas de su país con un gran reconocimiento oficial y cultural de la sociedad israelí. Su director titular, Christian Lindberg, ha enriquecido su particular sonido con la integración de unos profesionales de muy notable capacidad musical y sentido artístico, como se pudo percibir en su interpretación de la Tercera Sinfonía en Do de Jean Sibelius, con la que se cerró su actuación.

Pacho Flores portada de disco Fractales

Desde su rebrincada presentación por parte de la cuerda grave se podía barruntar que se iba a asistir a una gran versión, como así fue. Lindberg, dejó atrás la histriónica forma de dirigir con la que inició el concierto y se centró en el denso tejido del Allegro que abre la obra, desentrañando las opuestas sutilezas de su precioso y a la vez preciso contrapunto. Nos encontrábamos ante una lectura expansiva de este tiempo, que reflejaba el particular sentir del compositor finés, verdadero estratega de la orquestación. Sólo dos contrabajos y tres violonchelos crearon el clima que pide el Andantino central, cargando de misterio su discurso. Los instrumentos de madera cantaron con singular delicadeza el añorante sentimiento que pide el compositor simultaneando dos patrones de compás binario, produciéndose así un sugestivo efecto en el oyente. La interpretación tuvo su culminación en el Moderato final, donde Lindberg dejó muestra de su enorme musicalidad haciendo un verdadero análisis sonante de este movimiento. Con precisa gestualidad, sustentada en un subdividido quiebro de muñecas, animó el discurso de este tiempo hasta el paroxismo, logrando que la orquesta mostrara todo su potencial tan perfectamente conjuntada como si estuviera haciendo música de cámara. La progresión de la obstinada conclusión fue admirable en planteamiento, traducción y efectos, dejando la sensación de un sustancial conocimiento del pensamiento de Sibelius.

El ambiente escandinavo vino ya dado por la interpretación de la Primera Suite ‘Peer Gynt», Op. 46 de Edvard Grieg que abrió el concierto. Con una presentación hiperactiva de Christian Lindberg y una consecuente robótica dirección, se percibió un planteamiento más formal que sustancial de esta obra, lo que pudo generar cierta incómoda sorpresa en el espectador. Tal sensación quedó totalmente diluida con la presencia de Pacho Flores en el escenario. Su asombroso virtuosismo quedó patente desde los primeros compases de la obra que compuso Christian Lindberg para trompeta y orquesta el año 2005 titulada Akbank Bunka. La autenticidad que se daba con el autor en el pódium y un solista excepcional superaba la más exigente expectativa de un avezado oyente. La intervención de la batería daba a esta composición una vitalidad rítmica notable como contraste a la trompeta, que tuvo un momento estelar en la cadencia del primer movimiento, Akolebank, antes de su entrecortada conclusión. El segundo, Japabunka, de acusado corte lírico, fue campo propicio para admirar los filados del trompetista en su canto, sólo sorprendidos por golpes de batería que anunciaban el trepidante ritmo del tiempo final, Turkjazz, que esconde unos aires jenízaros envueltos en un precipitado discurso jazzístico hasta su abrupto final.

Pacho Flores composición portadas Deutsche Grammophon

La intervención como solista de Lindberg en el Concierto para trombón alto y orquesta en Re de Lepoldo Mozart no llegó a satisfacer las expectativas que significaban el haber llegado a ser considerado como el más grande trombonista de la historia. Tuvo destellos virtuosos, pero sin confirmar tal dimensión, capacidad que sí demostró en el bis compartido con Pacho Flores interpretando el arreglo que el músico uruguayo Efraín Oscher ha compuesto para fliscorno, trombón y orquesta de la canción Chega de saudade, original de los míticos cantautores brasileños Antonio Carlos Jobim y Vinícius de Moraes. Su espectacular interpretación dejó constancia de cómo estos músicos han llevado sus respectivos instrumentos a competir con el violín y el piano en un plano de igualdad, electrizando con marchoso ritmo carioca al público que, gozoso, ovacionó el alto grado de sensibilidad y capacidad técnica de estos magos del «sonido latón».